El gol de la UD Las Palmas no es una excepción. Cuando Hernán Santana cabeceó a la red la falta lateral botada por Momo, algunos jugadores blanquiazules miraron al cielo buscando respuestas. No era la primera vez que el buen trabajo defensivo se iba al traste de la manera más absurda. Y es que los datos son demoledores. El Tenerife podría tener 15 puntos más en la clasificación si su expediente de acciones a balón parado en contra estuviese absolutamente inmaculado. Son 17 los goles que ha encajado en este tipo de estrategias. Lo que da una idea de la gravedad del problema es que solo ha recibido 14 en jugada.

Bien es cierto que cuatro de esos tantos recibidos llegaron de penalti (Girona, Leganés, Osasuna y Betis). Pero los 13 restantes los ha encajado de todos los colores. Otros cuatro son de falta directa. Curiosamente, a pares: dos ante el Valladolid y otros dos ante el Llagostera. Pero lo peor viene en los saques de esquina, puesto que le han rematado a la red en seis ocasiones. Además, Pablo Infante metió un directo en la primera jornada de Liga con la colaboración inestimable de Jacobo Sanz. Faltan por añadir a la lista el del derbi y uno especialmente doloroso, el que logró el Sporting en el Heliodoro después de un saque de banda.

El problema resulta especialmente dañino fuera de casa, puesto que en la Isla solo ha recibido dos de esos 17 goles. Sin ir más lejos, diez de ellos llegaron en las ocho primeras visitas. Tampoco se ha resuelto con el cambio de entrenador y, como consecuencia, con la variación de la forma de defender este tipo de acciones. Álvaro Cervera prefería el marcaje zonal, mientras que Raúl Agné se ha decantado por una mixta, en la que sí hay marcas individuales. En sus cuatro partidos como técnico se han producido dos de esos tantos. En su estreno ante el Girona, Lejeune cabeceó un córner que dio los tres puntos a su equipo. El pasado domingo fue Hernán, el que devolvió las tablas al marcador del clásico del fútbol canario.

En estos momentos, en los que el Tenerife parece remontar el vuelo, bien haría su entrenador en buscar una fórmula para cerrar esta herida que no para de sangrar desde agosto. Y sus jugadores en emplearse más a fondo en ella. Por ahí se escapan puntos. Demasiados.