9.504. Esa fue la entrada de público al partido que se jugó hace tres días en el Heliodoro, con el Leganés como rival. Fue el cuarto mejor registro en el estadio en lo que va de temporada dentro de un total de quince encuentros. Solo asistieron más espectadores al derbi (17.064), al compromiso con el Deportivo Alavés (10.006), celebrado el 3 de noviembre, y al choque con el Sporting del 4 de enero (9.594). En estos tres casos se dio la coincidencia de que el día de fútbol en el Rodríguez López fue el domingo y no el sábado, como sí sucedió en la actuación más reciente del equipo, la del triunfo ante la escuadra de Garitano.

Por tanto, para haberse jugado un sábado, día en el que normalmente desciende la afluencia de espectadores en comparación con la de los partidos dominicales, la respuesta del tinerfeñismo fue notable. De hecho, de los últimos diecisiete encuentros de Liga que disputó el Tenerife el sexto día de la semana, solo se rebasó en dos ocasiones la barrera de los 9.000 espectadores. Una de ellas fue la del fin de semana pasado y otra, la correspondiente a la visita del Córdoba al recinto de la calle San Sebastián en la recta final de la temporada pasada, concretamente el 17 de mayo de 2014.

Con el conjunto insular todavía vivo en la lucha por entrar en la promoción y la presencia en la Isla de un rival directo, el club aprovechó para hacer un llamamiento a la afición y, de paso, poner en marcha una atractiva promoción consistente en la venta de entradas a 5 y 10 euros para los abonados. El resultado fue óptimo. Se reunieron 13.702 aficionados en las gradas del Rodríguez López.

En esta ocasión, la del enfrentamiento con el Leganés, el aumento en la presencia de seguidores también vino acompañada por las ofertas que pusieron en marcha los dirigentes: la posibilidad de que cada abonado comprara hasta cuatro localidades a mitad de precio y la venta de abonos para los siete partidos que le quedaban al Tenerife en campo propio (ahora son seis y la promoción sigue vigente). Pero también tuvieron que ver la racha en la que entró el equipo tras el cambio de entrenador y, más en concreto, el empate logrado la jornada anterior ante la UD Las Palmas (1-1).

Repasando los antecedentes en los compromisos sabatinos, siempre como local, aparecen cuatro entradas de público superiores a los 13.000 espectadores en la campaña que acabó con el descenso del equipo a Segunda B. Fue un curso en el que el club supo mantener a muchos de los abonados que habían reservado su asiento en la temporada anterior para ver fútbol de Primera, y esa fidelidad se notó en choques como el que jugó el representativo ante el Celta, Betis -ambos de la primera vuelta-, Córdoba y Huesca -debut de David Amaral-.