Íker Guarrotxena volvió a jugar la jornada pasada después de cinco partidos seguidos sin competir por una lesión muscular. El futbolista cedido por el Athletic reaparece con el ánimo de seguir teniendo minutos en el último tercio de la Liga y recuperar la versión que ofreció en el tramo inicial de la temporada, en el que fue uno de los protagonistas del Tenerife. De hecho, el atacante vizcaíno concentró en las diez primeras fechas el 73 por ciento de los minutos que acumula como futbolista blanquiazul (791).

¿Qué tal le supieron los minutos que tuvo en el último partido?

Después de estar tanto tiempo parado volví a sentirme futbolista.

¿Le dio tiempo a calibrar las sensaciones o fue todo muy rápido?

Aunque fueron diez minutos, me supieron a gloria porque me veía lejos del grupo y volver a acercarme ya es una razón para estar contento.

¿Cree que ahora le costará más reengancharse a las alineaciones que en otra fase de la Liga?

Es difícil, porque, encima, llegué al límite de tener que volver a Bilbao para que me vieran los médicos del Athletic, que es algo que tampoco quería hacer, pero fue la decisión que había que tomar y así pude mejorar bastante.

¿La recuperación se alargó más de lo que había pensado?

Sí. Nadie imaginó que el período de recuperación iba a ser tan duradero ni que me iba a dar tanto la lata, pero así se dio todo y tampoco se puede elegir lo que te va a pasar. Hay que afrontar las cosas. Al menos, tuve la fuerza de la familia y el apoyo de los amigos.

Ahora que la nombra, su familia es muy futbolera...

Sí, mi hermano, mi padre, mis tíos, mis primos... Todos son muy futboleros. Es más, muchos pasaron por la cantera del Athletic, como yo. También estamos unidos por el fútbol en la familia.

Ahí hay nombres ilustres...

Mi hermano menor estuvo en la cantera del Athletic, mi padre lo hizo en juveniles y, luego, mi tío Endika fue el que le metió el gol al Barcelona en la famosa final de 1984, con Maradona y toda esa gente enfrente. Además, tengo un tío por la otra parte que está en la Premier League; es el entrenador de los porteros del Everton (Iñaki Vergara).

Debe ser un privilegio escuchar las anécdotas de todos ellos...

Sí. Además, ellos vivieron otra época diferente del fútbol. Por ejemplo, Endika me da consejos e intento seguirlos, porque me gustaría recorrer su mismo camino. Ahora que el Athletic ha conseguido clasificarse para otra final de la Copa del Rey, le llegan muchos mensajes y llamadas. Se acuerdan bastante de él, porque fue el gran protagonista de aquella final de 1984. Está muy contento de que sea así.

Tendrán muchas ganas de sacar de nuevo la gabarra...

Pues sí. Llevamos mucho tiempo esperando este momento. Hay muchas generaciones que todavía no lo hemos vivido y hay ganas.

Volvamos al Tenerife. ¿Siempre tuvo claro qué lesión sufría?

No hubo ni una duda, pero llegamos al límite de tener que volver a Bilbao. Tanto los médicos del Tenerife como los del Athletic se portaron muy bien conmigo.

¿Qué fue lo que le diagnosticaron exactamente?

Una pubalgia bastante importante que me provoca muchas molestias, pero voy mejorando.

¿Tendrá que pasar por el quirófano por esta dolencia?

De mo-mento no hemos tomado esa decisión. En el caso de tomarla, queda lejos todavía. Es una lesión usual en el mundo del fútbol y hay un control muy concreto de lo que se debe hacer.

Lo pasaría mal...

Al final, uno se lo guarda. Tampoco puedes transmitir esa sensación, porque la familia y los amigos se preocupan por uno en todo momento. Lo que vale es aprender de estas situaciones. A lo mejor el sufrimiento se lleva por dentro, pero el apoyo de la familia es necesario y ellos saben en qué momento tienen que estar a nuestro lado, y así ha sido. Tengo que darle las gracias a mi familia, a mis amigos y a la gente que me rodea por el apoyo que me han dado y por ayudarme a salir adelante.

Raúl Agné ha hablado de su situación en alguna rueda de prensa. ¿Le ha dado algún consejo?

El míster tuvo la misma lesión que yo y sabe, más o menos, cuál es el protocolo a seguir. Es un hombre de fútbol y lo tiene claro. Yo voy de su mano. Lo que él diga, va a misa. Sé que mirará por mi bien.

El entrenador también comentó que ahora no se puede permitir el lujo de perder a ningún futbolista. ¿Le ha "prometido" algo?

Está en mis manos sacar lo mejor de mí. Sé que él está ayudando a todos los jugadores a dar el máximo rendimiento posible, pero la gran parte de la responsabilidad es mía. Tengo que entrenar cada día como si fuese el último, porque en esta plantilla hay competencia, e intentar volver al estado de forma del principio.

Tiene todavía 14 jornadas...

Encima, el equipo va a más y es un buen momento para entrar, porque lo haces con más confianza.

Su tiempo de baja coincidió con el momento más crítico de la temporada. ¿Cómo lo vivió?

Cuando recibimos a la Ponferradina sentí las molestias y, a pesar de ello, traté de llegar porque sabía que la situación del equipo era crítica. Intenté entrenar y estar con el grupo, porque todos teníamos que aportar nuestro granito de arena. Asumí mi responsabilidad y lo hice, pero no tuve buenas sensaciones y no entré en la lista. Sentí mucha impotencia por no poder ayudar al equipo en el campo.

¿Le pareció muy traumático el cambio de entrenador?

A nadie le gusta que se sustituyan a los técnicos, pero las decisiones las toman otros y a los jugadores nos corresponde acatarlas y hacer el trabajo lo mejor posible.

Los resultados están ahí, pero ¿en qué más vino bien el relevo?

Raúl mira mucho la portería rival. Hace bastante hincapié en la búsqueda del gol y en ir a atacar. Es lo que nos transmite. Y lo hace con tanta fuerza y con tanto entusiasmo, que, al final, nos enchufa y nos engancha a todos a su manera de ver el fútbol.

¿Se identifica con su método?

Es un entrenador de los que gusta tener, porque te lo dice todo con la mayor sinceridad posible pero siempre para que mejores. No te dice nada perjudicial para ti. Y sí, me siento identificado con su forma de ver el fútbol que tiene Raúl, porque, al final, al delantero, y más a un jugador como yo al que le gusta buscar la portería rival, le agrada esa idea que tiene de atacar y de hacer goles.

¿Y qué hay del factor ambiental? ¿Nota diferencias?

Principalmente tengo que darle las gracias a la afición por todo el cariño que me ha dado desde que estoy en el Tenerife. Es verdad que antes había un ambiente un poco caliente, pero siempre intentábamos dar lo mejor que teníamos. A lo mejor no nos salían las cosas y nos bloqueábamos un poco, pero ahora volvemos a sentir la unión que hay entre la afición y el equipo, y eso nos gusta mucho. Esperamos que la cosa vaya a más en lo que resta de temporada.

¿Considera que coinciden los ingredientes básicos para alcanzar el objetivo de la permanencia?

La cosa va mejor. Todavía estamos saliendo de la zona caliente de la clasificación, pero también sabemos que en esta Liga se te pueden echar encima si pierdes dos partidos seguidos. Por tanto, hay que continuar en la misma línea que estamos llevando y tratar de ganar el próximo partido. Pero tampoco podemos decir que ya estamos tranquilos, porque todavía estamos en una situación bastante difícil.

¿Les preocupa sufrir una recaída y que se corte la racha?

Está claro que estamos en el camino correcto. En los últimos partidos se ha visto. Sabemos que el entrenador está haciendo las cosas bien y tenemos que seguir de su mano. Por tanto, aunque no podemos estar tranquilos ni relajarnos, sabemos que nos encontramos en la buena línea y que tenemos los ingredientes adecuados.

Mirando al futuro, a partir de junio volverá al Athletic...

Cuando acabe la temporada me quedará otro año más allí.

¿Se arrepiente de haber dado el paso de unirse al Tenerife?

No, desde luego que no. Estoy orgulloso de la decisión que tomé y de la temporada que estoy teniendo aquí, aunque también es cierto que me habría gustado otro desarrollo en lo personal y en lo colectivo. De todas formas, me quedo con las cosas positivas que he tenido en estos meses, que son muchas. Estoy contento.

Con todo esto, ¿se siente valorado por los aficionados?

Sí. Tengo que agradecerle el apoyo que me han dado desde el principio, porque, a lo mejor, mi garra y mi entrega los engancha.

¿Qué espera de lo que resta?

Espero adaptarme rápido a lo que me pida el míster y dar lo que tengo dentro para ayudar al equipo.