El Espanyol, tras empatar ante el Elche y ganar al Villarreal y al Athletic, ocupa el octavo puesto de la clasificación, a cinco puntos del Málaga, el séptimo, una plaza que podría dar acceso disputar la Liga Europa si finalmente el Barcelona gana la Copa del Rey contra el Athletic.

El primer objetivo de la temporada, al iniciar el curso, era la salvación matemática. La permanencia, habitualmente, se cifra en 42 puntos. Los catalanes atesoran 41, con lo que seguir en Primera división parece virtualmente sellado. Viendo la buena dinámica del equipo blanquiazul, hay margen para soñar con metas más altas.

El vestuario, pese a todo, mantiene un discurso prudente. Los futbolistas se muestran ambiciosos, pero simplemente hablan del partido a partido. Ofrecer una buena imagen en este último tramo de campaña, una de las asignaturas pendientes tradicionales del Espanyol, es la consigna entre los pupilos de Sergio González.

Por su parte, el entrenador tampoco desata la euforia. Eso sí, destaca el buen trabajo de sus futbolistas y las ganas del bloque de dar alegrías a su afición. Siempre ha confiado en la ilusión del grupo y estaba convencido de que, como está sucediendo, no bajaría los brazos en los últimos partidos de Liga.

El buen momento del Espanyol se traduce fácilmente en cifras. En la pasada semana, los catalanes cosecharon un gran balance: siete puntos de nueve posibles. El empate ante el Elche fue muy protestado por la afición catalana, pero los blanquiazules se ganaron la bendición de los suyos ganando a Villarreal y a Athletic.

El gol vuelve a estar del lado de los ''pericos'': la tripleta ofensiva, uno de los grandes argumentos de la temporada, sigue dando alegrías. También la defensa. En los últimos siete encuentros de Liga disputados, la zaga únicamente ha recibido dos dianas en contra.

El sueño europeo está ahí, aunque el calendario no es sencillo. El Espanyol visita a Levante, Granada, Eibar y Celta y recibe al Rayo Vallecano y a los dos grandes de la Liga en plena disputa por el título, Barcelona y Real Madrid. El vestuario no aspira a ser juez de nada, sólo a brillar hasta el final de curso.