El CD Marino sigue viviendo una permanente tensión interna, cuyo último episodio se produjo ayer en el primer entrenamiento de la semana. El técnico José Antonio Sosa Espinel, que ya sabe que no va a continuar, se presentó en la sesión, pero no la dirigió, sino que delegó en Costas, técnico del filial. Ante tal decisión, el segundo entrenador del equipo, Lorenzo Morales, abandonó la instalación. En realidad, Sosa Espinel está a la espera de que su contrato sea liquidado formalmente.

Por otra parte, la directiva sureña, con Santamaría y el vicepresidente Ruslam a la cabeza, se reunió anoche para tratar de solucionar esta cuestión y para perfilar una reorganización técnica, que se producirá a cinco semanas del final del campeonato. La principal figura de este movimiento será, con toda probabilidad, Julio Durán, que tomará las riendas de una plantilla a la que han sido invitados a volver el jugador Aarón Darias y el preparador físico Octavio Rodríguez; ambos se marcharon a mitad de la temporada.

El Marino tendrá que confirmar lo que ya es un secreto a voces, que son las salidas del club del cuerpo técnico del entrenador del filial y del preparador de porteros y, seguramente, la continuidad de Lorenzo Morales como segundo de Durán.

Para colmo de males, hay una importante relación de bajas que condicionan la visita copera de mañana al Silvestre Carrillo.