Cada dos semanas se repite la cantinela: hay que ganar fuera de una vez por todas. Sucede en las entrevistas y ruedas de prensa de los jugadores. También en la comparecencia previa de Raúl Agné. Pero el triunfo no llega. Se resiste desde noviembre. Aquella noche en La Romareda no se esperaba. Quizás por eso llegó. O simplemente porque aquel Tenerife llevó al extremo la necesidad y acabó imponiéndose por 2-3 al Zaragoza. Desde entonces, cinco empates y demasiadas derrotas.

Puede que este sea el momento de repetir la fórmula del éxito en tierras mañas. Cuatro semanas después de su última victoria, el conjunto insular se queda sin margen de maniobra. Cierto es que los puestos de descenso distan aún seis puntos, pero nadie quiere ver ese colchón reducido a un solo partido, a un tropiezo accidental. Por eso y porque el calendario hace un guiño presentando a tres rivales directos en las tres próximas visitas, ha llegado el momento del "no va más".

El Iberostar Estadi, o antes el Luis Sitjar, no han sido lugares propicios para los intereses tinerfeños. Pero ni eso debe hacer dudar a los de Agné. Llega mejor el Tenerife y tiene que demostrarlo. Para ello, planea el técnico alinear a tres mediocentros de nuevo. Y aunque ha regresado Cristo Díaz a la convocatoria, igual es Ricardo León el que acompaña a Vitolo y Aitor Sanz. Por primera vez, podría ser con un "trivote" real. Maxi Pérez jugaría escorado a la izquierda, con Suso Santana a la derecha y Diego Ifrán como único punta. Más balón, más control.

Será el arma ante un Mallorca en crisis. Equipo de rachas como no hay otro en esta Segunda División A, los de Miquel Soler están ahora en una mala. Discutido el entrenador, peleado hasta con los medios, el llamamiento a la afición para poblar las gradas puede ser hasta un arma de doble filo para un equipo con mucha calidad de medio campo hacia arriba y muchas dudas atrás. La buena noticia en las huestes baleares es la recuperación de su futbolista más talentoso, Marco Asensio, que estará en el once.