Hace un mes se hablaba de futuro en la Isla. La distancia de ocho puntos con el descenso alimentaba la sensación de confianza en el CD Tenerife, donde ya se debatía entre mantener al dúo Serrano-Agné o realizar una apuesta completamente de la casa que pasaba por el ascenso de Sesé Rivero a la más alta instancia de la estructura deportiva del club. Algunas jornadas después, el miedo recorre libremente el Heliodoro Rodríguez López.

Una racha de siete partidos sin ganar ha metido a los blanquiazules en el lío del que parecían haber escapado con los anteriores sin perder. De números de "play-off", Agné ha pasado a números de descenso. Y lo que es peor, la tan cacareada necesidad de un relevo en el banquillo se ha quedado en un" efecto champán" que corre el riesgo de derramarse hacia la Segunda B.

La comparación ha dejado de exponer la enorme mejora que os meses atrás se vendía. Analizado el mismo tramo de competición que ha dirigido el actual inquilino del banquillo (jornadas 24 a 37) con la primera vuelta (jornadas 3 a 16) resulta que el Tenerife se ha empeorado a sí mismo. Fueron entonces 17 los puntos logrados a razón de cinco victorias, dos empates y siete derrotas. En la segunda vuelta han sido 16, en virtud de tres triunfos, siete empates y cuatro choques perdidos.

Una de las cuestiones más criticadas de Álvaro Cervera eran sus planteamientos defensivos. Uno de los motivos por los que más se ha aplaudido a Raúl Agné es la cantidad de ocasiones que crea su Tenerife. Sensaciones al margen, los números cuajan un sorprendente empate en goles anotados: 13-13.

Los partidarios del anterior técnico añaden a la ecuación dos cambios que consideran capitales: la presencia de Dani Hernández, que ha acabado con la sangría que tantos goles en contra costó en la primera parte del Campeonato, y la ausencia de Diego Ifrán en nueve de los catorce choques comparados.

La lectura de que no es oro todo lo que reluce puede no ser tan acertada como un análisis más certero de la situación: el problema no era ni es de entrenador. Faltaba gol entonces y falta ahora. Había carencias en la creación en agosto... Y ahora. Hay partidos en los que el equipo se desconecta de su mejor virtud, la intensidad, en las dos etapas. Y dos males que tampoco ha encontrado fin: se cometen errores infantiles que cuestan goles en contra y los números a domicilio siguen siendo paupérrimos.

De hecho, Agné empezó logrando enlazar cuatro visitas consecutivas puntuando, pero han sido sus únicos cuatro puntos (luego perdió en Vitoria, Mallorca y Santander) lejos del Heliodoro. Una coincidencia más. Con Cervera se puntuó únicamente en dos desplazamientos (Zaragoza y Alcorcón), pero se logró un triunfo y los mismos puntos: cuatro.

Quedan cinco jornadas y el Tenerife está a tiempo de enderezar el rumbo. Depende de Agné, que debe evitar dejar al equipo donde se lo encontró (en puestos de descenso), y de los jugadores. Pero una cosa ya está clara: el cambio de capitán no ha cerrado (del todo) las vías de agua del barco.