El Palau Blaugrana no recordaba una temporada sin títulos desde el curso 2007-08, cuando el actual técnico, Xavi Pascual, relevó, a media temporada, al montenegrino Dusko Ivanovic y se ganó a pulso su continuidad, que no se había puesto en duda hasta que el Real Madrid ha completado el año perfecto.

En la serie final de la Liga Endesa que terminó ayer, el conjunto entrenado por Pablo Laso dejó en evidencia los defectos que a lo largo de la temporada ha padecido una plantilla que, con un presupuesto de 22,5 millones de euros, parece estar obligada a ganar al menos un título por temporada.

Las claves del naufragio son múltiples, aunque la planificación de la plantilla, unida a las lesiones de jugadores importantes en momentos transcendentes, ha acelerado el ocaso de un grupo de jugadores de calidad contrastada, pero que no han acabado de engrasar el motor para ser competitivos.

El curso empezó de la peor manera posible. El joven base Markus Eriksson, uno de los jugadores llamados a rejuvenecer el proyecto de Pascual, sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda que le dejó en el dique seco durante los diez meses de competición.

A ello se sumaron los contratiempos musculares de exteriores de calidad como Juan Carlos Navarro, Brad Oleson y Álex Abrines antes del maratón navideño.

Ello obligó al club a sacar la chequera para contratar a Edwin Jackson, que pese a llegar con la etiqueta de máximo anotador de la liga francesa no ha acabado de cuajar en los planes del preparador catalán.

En la pintura Ante Tomic, el único azulgrana en el mejor quinteto del ''Playoff'' final de la Liga Endesa 2014-15, estuvo demasiado solo. Acostumbrado a tener un recambio físico del estilo Doersey o Jaway, el secretario técnico, Joan Creus, apostó este año por un pívot como Thibor Pleiss, de características similares a las del ''cinco'' croata.

En la posición de ''cuatro'' aterrizó Justin Doellman, jugador más valioso de la Liga Endesa 2013-14. A pesar de su teórico desequilibrio ofensivo, el ala-pívot estadounidense ha completado un año un tanto irregular y no ha acabado de encontrar el ritmo competitivo que demostró en el Valencia Basket.

Además de una planificación discutida, la gestión de Xavi Pascual con los jóvenes talentos también ha sido uno de los talones de Aquiles.

El caso paradigmático es el de Mario Hezonja, un jovencísimo alero llamado a jugar en la NBA que ha sido capaz de completar actuaciones sobresalientes ante el Real Madrid a quedar relegado en el banquillo en los cuartos de final de la Euroliga contra el Olympiakos.

Pero lo más preocupante ha sido la falta de tensión que el equipo ha demostrado lejos del Palau Blaugrana. Como visitante, el Barcelona ha caído en 12 de los 22 encuentros, dejando una sensación de fragilidad que jamás había sucedido con Xavi Pascual.

Y es que por vez primera desde que el entrenador de Gavà es el jefe de la nave azulgrana, al Barcelona le ha faltado el espíritu competitivo que le había permitido sumar al menos un título desde la temporada 2007-08.

Pese a que el pasado mes de febrero se oficializó su renovación hasta el 2017, algunas voces del denominado entorno azulgrana han empezado a cuestionar el proyecto de Xavi Pascual.

Dichos murmullos coinciden con un período electoral en el que, con el equipo de fútbol alzando el triplete, resulta muy apetitoso preguntarse por los motivos de los problemas en la sección de baloncesto.

Sin embargo, tanto Pascual como Creus miran hacia el futuro y confían en encontrar los jugadores que el año que viene cuestionen la hegemonía europea del Real Madrid. La duda reside en si los fichajes maquillarán todos los problemas.