Quique Rivero se pasó ayer por las instalaciones de El Mundialito por primera vez sin ser jugador del Tenerife. El mediocentro había firmado la rescisión de su contrato -le quedaba una temporada- para fichar por el Cartagena y quiso despedirse de los que fueron sus compañeros antes de marcharse de la Isla.

En su adiós, reconoció que tenía una "espina clavada" por no haberle podido demostrar a Raúl Agné que era un jugador válido para el nuevo proyecto. "No pude disfrutar de un minuto con el míster que está ahora", dijo refiriéndose a su nula participación en la Liga pasada desde el despido de Cervera y la contratación de Raúl Agné.

Pero Rivero también sale del Tenerife con la duda de saber lo que piensa el técnico aragonés sobre sus condiciones como jugador. "No hubo una conversación entre nosotros", reveló el futbolista en Radio El Día. "Simplemente prefirió a otros compañeros y ya está. Esto es fútbol. Son decisiones que se toman y las respeto", añadió Quique.

Por estos motivos tuvo clara la decisión de cambiar de club. Su objetivo pasa por recuperar el terreno perdido en un curso, el 2014/15, en el que solo intervino en diez partidos. "Me gusta demasiado el fútbol como para estar en un sitio sin jugar o sin tener continuidad", explicó el futbolista formado en el Racing.

Ahora da un paso atrás, a la Segunda B, para "coger impulso". Lo hace incorporándose al club que "más insistió" en su fichaje.