Raúl Agné quiere pasar página. No es que haya olvidado la dura derrota del pasado domingo ante el Numancia, pero prefiere centrarse en el Nástic. Aún así, ayer aceptó explicar las causas de la debacle en Radio El Día. También apeló a la conveniencia de pasar página y volver "al camino de la pretemporada" como solución.

¿Ha encontrado ya las razones del desastre de Los Pajaritos?

No es una cuestión de haber encontrado esas explicaciones o no porque quiero centrarme en el Nástic. Pero mi obligación profesional es analizar lo que sucedió y sacar conclusiones. Creo que teníamos tantas ganas de empezar bien que, en los primeros minutos de cada parte, nos superaron. Y sobre todo en la segunda.

¿Debe quedarse esto en un mal día o hay cosas que corregir para el próximo partido?

Hay cosas que debemos tener en cuenta. No fue un mal día por parte de uno, sino de todos. Empezando por mí que, como entrenador, soy el principal culpable. Hay que corregir lo que hicimos mal, que es que no fuimos competitivos. Dejamos de ser un bloque y eso es algo que no nos podemos permitir.

Habló anteayer con Vitolo y Aitor, ayer con Germán y Carlos. ¿Busca su opinión o hace correcciones específicas?

Me gusta la exigencia, pero también el diálogo. Me gusta conocer la percepción de futbolistas de la experiencia de Vitolo y Aitor. Está claro que nunca un profesional quiere hacer un partido tan malo.

Quizás la ausencia de Javi Moyano y Abel despersonalizaron el equipo, la continuidad de la pretemporada.

Es obvio que el equipo se vio en una línea contraria a la pretemporada. La línea del fondo era muy sobria y segura, pero no lo fue en Soria. No nos podemos excusar en esto, pero es un hándicap. Teníamos un patrón muy marcado.

¿No se planteó alinear a Alberto en lugar de Abel para no perder la presencia de tres mediocentros?

Alberto es más defensa, es una solución durante los partidos y no creímos oportuno eso porque el equipo hubiera sido más plano. Abel es más centrocampista. A toro pasado no sabemos si hubiéramos acertado.

¿Y durante el partido?

Es que no fue un problema del centro del campo, sino de desorganización colectiva y de saltarnos un guión. El Numancia detectó que colgando balones al área nos creaba peligro. No fuimos contundentes a la hora de defenderlos. Además, desde arriba, nos fuimos separando. Es verdad que teníamos un plan para después del descanso. Pero no nos dio tiempo porque le dieron la vuelta al marcador rapidísimo.

El instinto de supervivencia de la pasada temporada fue clave. Pero en Soria igual no se vio esa rabia interna. ¿Lo ablandó la pretemporada?

No creo que se pecara de soberbia. Es cierto que en la pretemporada conviene que algún equipo te dé un repaso. Pero en este mes y medio hemos superado un ambiente crispado. Igual han sido las ganas de hacer las cosas bien precisamente. Esto es fútbol y, de vez en cuando, suceden estas cosas.

¿Habrá cambios en el once ante el Nástic de Tarragona?

Yo como entrenador no puedo pasar por alto lo que sucedió en Soria. No fue normal. Fue un esperpento de partido. Pero más allá de buscar culpables, sigo creyendo en este grupo. Si tiene que haber algún cambio no será para señalar a alguien. Ya me conocéis, que soy de variar bastante. Si el bloque me convence, he podido ganar partidos y cambiar a cinco la semana siguiente.

¿Qué versión del Tenerife le convence más, con doble pivote o con tres en el medio?

Hemos construido un equipo en función de las circunstancias que teníamos. El equipo ha de ser duro, pesado, comprometido y que se esfuerce. A partir de ahí, no creo que una cosa sea mejor que otra. Depende de la ocupación de los espacios y las características de los futbolistas. Se trata de conjuntar y respetar los principios. Primero va la intención y después va el encaje, que es cuestión de los futbolistas.

Ha dialogado después del entrenamiento con Tommy Martínez. ¿Está ya para competir?

Le veo muy lejos de lo que queremos. Es normal porque lleva una semana aquí y viene de Argentina. Nada extraño en un futbolista que acaba de aterrizar en un bloque ya consolidado. También le pregunté dónde se siente más cómodo.

¿Ha visto progresión en Anthony Lozano?

Cada día está mejor. El otro día salió en un partido malo y con un juego algo sucio. Y le vimos un poderío importante. Sigo pensando, aunque lo va mejorando, que le falta más intensidad para lo que entendemos el juego. Pero está mejor que a su llegada.

¿Suso se pondrá en forma jugando?

Está siguiendo un proceso natural después de una lesión. Si le juntamos su edad y las características específicas que posee, todavía no está en su mejor versión. Hay que hipotecar eso jugando minutos. Aunque no esté bien del todo. Pero el domingo pasado cumplió perfectamente. Es un jugador bandera para nosotros.

¿Qué trascendencia tiene la parte mental en los jugadores de cara al partido del domingo?

Esta semana no hace falta ni motivarlos. Estamos hablando con adultos y profesionales. Los primeros sorprendidos somos nosotros. Sabemos que ese empaque y esa solidaridad, esa capacidad de ayudarnos unos a otros, no se vio en Soria. Lo más importante es recuperar eso, más allá de quien juegue.

¿Teme la ansiedad?

No podemos confundir agresividad con violencia, concentración con ansiedad... Debemos volver a lo que hemos sido. A lo que hemos construido durante mes y medio. Los muchachos estarán ilusionados, más que ansiosos.

Otro enemigo, el césped.

Lo que no puedo controlar me gusta no atenderlo. Me gustaría tenerlo en las mejores condiciones posibles y se está trabajando para ello. Si se han metido ahí 25 o 30.000 personas, pues no creo que exista varita mágica para que vuelva a ser un tapete.

¿Qué le dice a la afición?

Mi mujer y mis hijos vieron el partido el otro día con aficionados en un bar. Los notaron extrañados y sorprendidos, más que enfadados. No reconocieron al equipo de la pretemporada. Creo que el grupo merece que no dejen de creer en ellos por un día. Entiendo al que se sienta indignado, pero ojalá vengan a animarnos y que lo de Soria sea un punto de partida.