El tinerfeñismo se pregunta cuál será el papel de su equipo mientras asiste al desconcertante comienzo de temporada de los blanquiazules. El balance de un punto de doce en las cuatro primeras jornadas no es un buen síntoma, pero tampoco representa una invitación segura al sufrimiento. No siempre es así.

El análisis de casos parecidos en las diez últimas temporadas indica que entrar en la competición de esta manera suele situar el techo de los clubes en la permanencia. La salvación acaba siendo el mal menor. No obstante, hay ejemplos que desmontan las teorías más pesimistas. El más claro está en el Elche de la 09/10, que llegó a la quinta fecha con un punto y finalizó la campaña en la sexta plaza, lugar que no le otorgó ningún privilegio, ya que aún no se había estrenado el formato de promoción. Eso sí, la entidad alicantina se arriesgó a cambiar de entrenador después de seis partidos y la apuesta por Bordalás resultó un éxito.

Desde la campaña 2005/06, un total de diecisiete equipos completaron las cuatro primeras semanas de competición con el mismo registro que ahora presenta el Tenerife, en cuanto a puntos. Siete de esos conjuntos acabaron cayendo a la Segunda División B y seis se salvaron con apuros, con puntuaciones que no superaron las 52 unidades. Además, el Guadalajara bajó por causas administrativas en la temporada 12/13.

Las reacciones más sorprendentes las protagonizaron, además del Elche, el Recreativo (10/11) y la UD Las Palmas (07/08), que sumaron 56 y 57 puntos al final. Ambos acudieron a la solución del relevo en el banquillo, siendo Carlos Ríos y Juan Manuel Rodríguez quienes lograron compensar los deficientes inicios en cada club.

En realidad, cerrar el primer mes de Liga con un empate y tres derrotas casi siempre fue definitivo para los entrenadores. De hecho, únicamente resistieron tres técnicos de los diecisiete equipos que comenzaron así de mal en la última década: Iñaki Alonso (Real Unión), Lucas Alcaraz (Córdoba) y Carlos Terrazas (Guadalajara).