La española Garbiñe Muguruza exhibió solidez, ambición, madurez y confianza en su estreno en la competición individual del Masters de Singapur, saldado con un cómodo triunfo, por 6-3 y 7-6 (4), sobre la checa Lucie Safarova.

Pocas horas después de que la WTA oficializara su ascenso al tercer lugar del ránking, la jugadora nacida en Venezuela hace 22 años templó los nervios del debut y convirtió el deseo de derrotar a su verdugo en los cuartos de final del pasado Roland Garros en una lucha incansable sobre el cemento azul de Singapur.

"Deseaba tanto ganar que he luchado muchísimo", reconoció a pie de pista Garbiñe Muguruza, la primera española aspirante a ''maestra'' desde que en 2001 Arantxa Sánchez Vicario participara por última vez en Múnich en las Finales de la WTA.

En una hora y 56 minutos inauguró su casillero de triunfos la segunda cabeza de serie, brillante en el primer parcial e imperturbable en el segundo cuando, aun en desventaja, apostó por las virtudes de un tenis que resulta atípico para una jugadora con pasaporte español.

Consciente, no obstante, la pupila del francés Sam Sumyk de que la lucha por cada bola será la que la conduzca hacia el éxito en el torneo, Muguruza corrió, golpeó e insistió en la aceleración de su muñeca, incisiva con el revés y dominadora con la derecha.

"Estoy manejando mejor las situaciones en lugar de intentar siempre lo mismo y frustrarme", subrayó al ser preguntada sobre el porqué de su mejora. Ahora, apuntó en rueda de prensa, no es más agresiva sino más consciente de la importancia de "elegir mejor cómo jugar cada punto".

"Tienes que ser agresiva pero de una forma constructiva", dijo.

Campeona en Pekín tras ganar cinco partidos en la capital china, Garbiñe Muguruza tratará de prorrogar este miércoles su racha de triunfos.

A su próxima oponente, la alemana Angelique Kerber, la derrotó en los tres duelos anteriores, en los pasados torneos de Wuhan (China), Roland Garros y Wimbledon.

Pese a los tres precedentes, la germana alcanzará su segundo compromiso en Singapur con la confianza que le entregó su victoria, por 6-3 y 7-6 (3), sobre la checa Petra Kvitova, ante quien interrumpió una racha negativa de tres derrotas.

Del año 2012 en Cincinnati (Estados Unidos) databa la anterior victoria de Kerber sobre la jugadora de Bilovec, lastrada por sus 44 errores no forzados.

Mientras que su rival contabilizó únicamente once, los fallos de la campeona de las finales de la WTA en el año 2011, no dejaron de repetirse y, tras una hora y 44 minutos, entregó el partido a la sexta favorita.

"Estoy muy contenta. Petra es una jugadora increíble y tuvo un gran año. Yo estoy disfrutando del hecho de jugar aquí", comentó a pie de pista Kerber, la segunda jugadora con más triunfos -52- esta temporada. Una le separa de las conseguidas en 2015 por la estadounidense Serena Williams, ausente en Singapur.