El partido dio para dos crónicas. Una de los sucedidos y otra de su propio argumento futbolístico. Vaya por delante que el Tenerife salvó un punto que tenía perdido, pero que había merecido de largo. Los empates reparten, pero este de ayer dejó, curiosamente, vencedores (morales) y vencidos (frustrados). El derrotado de la noche fue Nino, que malogró la ocasión más clara en el minuto 90, El ganador moral, el Tenerife, que sale fortalecido en su ánimo y añade un relato más a la lista de pequeñas gestas de su historia en el Heliodoro. Empatar con 9 contra el líder, en un final tan accidentado, deja para el espectador el sello de un choque inolvidable. No obstante, también, en la otra crónica, la del juego en sí, este punto enmascara no pocas cosas mejorables. El partido fue una batalla, duro, disputado, intenso, bloqueado en el medio, una pelea en la que los goles fueron condicionando el comportamiento de uno y otro equipos. Sin ir más lejos, Osasuna marcó un golazo a los 4 minutos y eso consolidó su idea de jugar con la ventaja. Replegó con cinco defensas al fondo, con Maikel muy disciplinado y eficaz en el pivote y con dos enganches en los interiores, Merino y Roberto Torres, pero salió menos al ataque según pasaba el tiempo. La respuesta del Tenerife al gol en contra fue briosa, tanto que Cámara y Cristo se acercaron al empate solo dos minutos después. El Tenerife apostó de inicio por Cristo para mejorar su ataque y el partido se le presentó, con el 0-1 tan pronto, como un gran examen de esa asignatura pendiente, pero al equipo le faltó más continuidad con la pelota. Incluso dio la sensación de que los tres del medio se estorbaban. Había en el eje demasiado jugadores de quite para un juego de posición. El dinamismo de Omar y la clase de Cristo, brillante en todo lo que hizo, alumbraron los esporádicos acercamientos al área, pero el ataque no fue constante. Alberto se tiró atrás para sacar la pelota, pero desde su inicio hasta la conexión con Cristo faltaron mejores pases. Cerca del descanso, otra vez, pasaron cosas en las áreas que cambiaron la conducta de ambos equipos: primero fue Osasuna el que pudo abrir brecha con una acción de Nino que remató Roberto Torres al poste (44''), a lo que contestó el Tenerife, dos minutos después con el empate, en un centro de Cristo al segundo palo que toca Aurtenetxe y remata Omar (46''). De área a área, del 0-2 al 1-1. El Tenerife entró muy bien al segundo período, redujo el campo de ataque, porque Osasuna dio un pasito más atrás, y empezó a apretar con el público volcado. Se veía venir el segundo gol cuando lo que apareció fue una acción absurda, inmadura e innecesaria de Alberto, que le costó la tarjeta roja. Iban solo 6 minutos y empezaba otra historia dentro del mismo partido. El Tenerife puso dos líneas de cuatro y dejó solo arriba a Cristo, y Osasuna respiró, dio un paso adelante y cogió la pelota. Puestos a cambiar cosas, Enrique Martín quitó a Merino y puso más talento con Olavide; Agné hizo lo opuesto, metió velocidad (Jairo) y quitó a su mejor baza creativa y de ataque (Cristo). El partido se enfrió y Osasuna hizo, a balón parado, el 1-2 en el 64''. Agné reaccionó, quitó a Cámara y metió a Lozano. Omar se retrasó al lateral y Pedro (ausente toda la noche) cayó a la derecha. Con el paso de los minutos, los jugadores fueron corriendo más riesgos, el equipo cerró solo con los centrales, evolucionó en ataque a los laterales y jugó sus posesiones con un suicida 2-2-5, arriesgándose a que una contra acabara con sus opciones. Pero cada llegada al área navarra, cada ocasión, algunas tan claras como el cabezazo de Lozano a centro de Omar que lamió el poste en el 79'', iban animando al equipo en su temeridad, con el público volcado y con un rival enfrente que seguía sin tenerlas todas consigo. Ya había entrado Loties por Maikel, que se fue con la sensación de haber dado la talla en casa. Entonces se desencadenaron todos los sucesos de un final épico. Nano, que había sustituido a Pedro, chocó con Unai y su situación en la banda, atendido junto al banquillo, fue generando alarma mientras el Osasuna se aprestó a sentenciar. Nino se marchó solo hacia Dani desde su propio campo, pero erró el último toque y dejó con vida al Tenerife. El presentimiento de siempre se convirtió en locura cuando Germán empató. Osasuna se va lamentando dos puntos perdidos y el Tenerife, presumiendo de carácter, esconde en su heroicidad una evidencia. Hay equipo para mucho más, pero hay que apostar por el talento.