El Tenerife es el quinto máximo goleador de Segunda División A en estas diez primeras jornadas. Solo Oviedo (18), Alcorcón (17), Numancia (16) y Alavés (15) han perforado más la portería rival que el conjunto que dirige Raúl Agné, capaz de hacer diana en 14 ocasiones. El dato contrasta con el perfil marcadamente defensivo que ha instaurado el preparador de Mequinenza desde el quinto encuentro de la competición, justo después de la debacle ante el Oviedo.

Además, demuestra que, pese a ocupar puestos de descenso a Segunda B, no todo es malo en el conjunto blanquiazul. Sus garras parecen bien afiladas. De hecho, solo se ha quedado sin marcar en una ocasión fuera de casa (Zaragoza) y dos en el Heliodoro (Oviedo y Leganés). En cinco de los otros siete encuentros anotó en más de una ocasión. Su máximo artillero es Antony Lozano, con cuatro goles, pero ya han podido festejar otros como Omar Perdomo, Suso Santana o Nano.

Llevada la comparación al pasado, este Tenerife solo es superado desde 1999 (año de su retorno a la categoría de plata después de su etapa gloriosa en Primera) por los que acabaron logrando el ascenso. El dirigido por Rafa Benítez, en la 00-01, había sumado ya 15 tantos a estas alturas de Campeonato. Eso sí, encajando solo cinco. El resultado, una primera plaza que tardaría muchas jornadas en abandonar. El tercer puesto final tuvo mucho que ver con el espectacular inicio que protagonizaron los insulares.

Todavía mejores fueron los registros del Tenerife de Oltra (08-09), que llevaba ya 19 goles en esta decena inicial de encuentros. Es verdad que le costaba encontrar el equilibrio (había encajado 16), pero ya asomaba a los puestos delanteros. Era sexto por entonces y acabaría tercero también.

Quitando esas excepciones, la escuadra tinerfeña solo superó los diez tantos en otras cuatro ocasiones. La conclusión que permiten extraer estos datos es clara: el problema no es el gol. Muy al contrario, esa puede ser la solución para el cuadro que entrena Agné. Cuando Oltra analizó su equipo en 2008 se dio cuenta de una realidad: iba a ser difícil encajar tan poco como para aspirar al ascenso... salvo que el aspecto realizador alcanzara números superiores a los habituales. Apostó entonces al ataque... y hasta acabó defendiendo mejor.