Nauzet García Santana (Santa Cruz de Tenerife, 18-4-1994) está ante un año decisivo de su carrera. Aceptó en verano salir cedido del CD Tenerife, pero lo hizo en su último año de contrato. Solo una buena temporada le aseguraría la continuidad como blanquiazul, puesto que el club se reserva una opción unilateral para ampliar su vinculación por un curso más.

¿Por qué llegó la decisión de marcharse?

La idea era salir y jugar. No iba a tener minutos en Tenerife. Decidimos, entre el club y yo, que fuera aquí. Ahora que estoy jugando es cuando voy a aprovechar esta posibilidad.

Su objetivo seguirá siendo el de regresar al Tenerife.

Salir cedido es para volver y triunfar en el equipo de tu tierra. Pero si hay que salir para jugar en otro sitio porque no me reclaman, lo haré.

Dice usted eso porque la decisión la toma el club.

El Tenerife es el que decide porque tiene la posibilidad de renovarme automáticamente. Tengo claro que puede pasar de todo en función del año que haga. Intentaré hacerlo lo mejor posible. De momento, no me quejo. Era una categoría desconocida para mí. Al final de año nos sentaremos y, si ellos me quieren, decidiremos las dos partes.

Hablemos de presente. ¿Qué tal le va en la Pobla de Mafumet?

Llegué y las dos primeras jornadas no pude entrar en convocatoria porque no estaba inscrito aún. Así que hasta ahora solo había podido jugar en Copa del Rey.

O sea que ha estado impaciente.

Se ha hecho larga la espera. Salir fuera de casa y no poder competir no te lo hace más llevadero. Jugando se lleva de mejor manera estar lejos de los tuyos.

¿Le han recibido bien en Tarragona?

Hay buen grupo y somos todos jóvenes. El hecho de tener a Víctor García aquí también, sobre todo al llegar, ayuda. Tener a alguien al que conoces desde hace años te permite adaptarte mejor.

Lleva ya dos partidos en Liga.

El primero fue un partido extraño, muy intenso, con muchas ocasiones por los dos lados. Te quedas con sabor agridulce por los dos goles encajados. Pero el segundo, en el Rico Pérez contra el Hércules, salí más satisfecho. Jugar en un campo así y ante un rival de este nivel motiva aún más.

El resumen del partido le deja muy bien.

Tuve la suerte de tener dos intervenciones casi al final que me permitieron ayudar a lograr un punto en un campo complicado.

¿Y el equipo qué tal?

Costó adaptarse porque es una categoría nueva. No empezamos muy bien. Pero desde que se logró la primera victoria, todo ha ido mejor.

Le entrena otro exblanquiazul, Martín Posse.

Sí. Me comentó que estuvo allí y que estuvo a gusto ese año. Siempre me pregunta cómo van las cosas, si ha cambiado mucho el club... La verdad es que hay buen trato.

¿Entonces le habla bien de Tenerife y de su estancia en la Isla durante la temporada 03-04?

Por supuesto. Tiene muy buen recuerdo.

¿Qué tipo de fútbol le gusta para su Pobla de Mafumet?

Es un entrenador al que le gusta tener el balón, que tengamos personalidad, que creemos muchas ocasiones.

Se habrá encontrado durante la temporada con muchos conocidos, excompañeros en este Grupo III de Segunda División B.

Pues sí, gente que merece mucho la pena y con la que he compartido vestuario como Chechu, Yeray, David Medina o Rigo. Amistades para toda la vida.

¿Su grave lesión de rodilla ha pasado ya a la historia?

Sí, está totalmente olvidada.

Costó dejarla atrás, volver a estar al cien por cien.

Es que la lesión me llegó en el peor momento porque había subido al primer equipo en muchas convocatorias.

La sufrió jugando con el Tenerife B en Fuerteventura.

Fue una acción fortuita en El Cotillo. En los últimos minutos, ganábamos 1-2 y al parar una doble ocasión, un compañero me cayó encima. Desde el primer momento, noté el chasquido. Pensé que iba a ser grave.

¿Se le hizo larga la espera para volver a jugar?

Mucho. Es duro. Había que sacar empeño, ganas y trabajo de donde no había. Gracias a la familia, a los amigos, a jugadores como Ayoze (Pérez) o Quique (Rivero). Hubo gente que estaba siempre conmigo. Pero tampoco me olvido de José el fisio, Zeben (entrenador de porteros), Iván Méndez (recuperador) o de los entrenadores Álvaro (Cervera) y Roberto (Perera). Siempre me apoyaron.

Aquel amistoso con el primer equipo contra el Hidalgo fue la confirmación de que estaba bien.

Jugué en La Punta como 30 minutos con el primer equipo gracias a Cervera. Me sentí bien. En todo este camino hay gente que cree en ti y gente que no. Se lo agradezco a los primeros. Y a los segundos, les doy las gracias también por darme motivación.