La clasificación de la selección femenina para los Juegos Olímpicos de Río, gracias a la victoria de Noruega en el Mundial de Dinamarca, acabó por endulzar un año 2015 en el que el balonmano español osciló entre la alegría por el triunfo del Barcelona en la Liga de Campeones y la decepción por la cuarta plaza de la selección masculina en el Mundial de Catar.

La rabia de las "guerreras" tras caer eliminadas ante Francia en los octavos del final del Mundial con un gol de penalti con el tiempo ya concluido, se transformó apenas seis días más tarde en una inenarrable felicidad, gracias al triunfo final de Noruega, que otorgaba el billete olímpico a las de Jorge Dueñas.

Con la presencia asegurada en los torneos preolímpicos, tras colgarse el pasado año la medalla de plata en el Europeo de Hungría y Croacia, la selección española llegó a Dinamarca con dos opciones pare sellar el pasaporte hacia Río 2016: ceñirse la corona mundial o confiar en la victoria de Noruega, el equipo que le arrebató en 2014 en Budapest el título continental.

Truncado el camino hacia el oro mundialista, tras perder por 21-22 ante Francia en los octavos de final, España quedó a expensas de la selección noruega, que cumplió con su papel de favorito y se alzó con su tercer título universal, tras imponerse por 23-31 a la sorprendente Holanda en la final.

Una victoria nórdica que otorgó la clasificación olímpica a una selección española femenina, que pese a la dramática eliminación sufrida en octavos, demostró en Dinamarca que posee argumentos para aspirar a volver a pisar el podio el próximo verano en Río, tal y como hizo en 2012 en Londres, donde las "guerreras" se colgaron la medalla de bronce.

Cita olímpica en la que aún tendrá que ganarse un puesto la selección masculina, al concluir en cuarta posición el Mundial disputado el pasado mes de enero en Catar, tras caer en la prórroga (28-29) ante Polonia en la final de consolación.

Un resultado que apartó a España de un podio mundialista del que no se había bajado en las dos últimas ediciones, tras lograr el bronce en Suecia en el año 2011 y el oro en España en 2013, tras vencer por un contundente 35-19 a Dinamarca en la final disputada en el Palau Sant Jordi de Barcelona.

Logros que hablan de la solvencia de un equipo español, que con la excepción de los Juegos Olímpicos de Londres, en los que los "hispanos" cayeron en cuartos de final ante Francia con un gol en el último segundo, nunca ha faltado a su cita con las semifinales desde 2011 en ninguna -Mundiales 2011, 13 y 15 y Europeos 2012 y 14- gran competición internacional.

Regularidad que no impidió a España volver a ser víctima en Catar de la mejor selección de todos los tiempos, Francia, a la postre la campeona del Mundo, que al igual que ocurrió un año antes en el Europeo de Dinamarca 2014, apeó a los "hispanos" de la final, tras vencer por 22-26 a los de Manolo Cadenas en las semifinales.

Un varapalo, que unido al cansancio, que hizo llegar extenuados a la lucha por el bronce a piezas claves como Joan Cañellas, impidieron subir a España a un podio, en el que sí estuvo la sorprendente Catar, que de la mano del técnico español Valero Rivera logró un impensable, pese a su polémica política de nacionalizaciones, subcampeonato mundial.

Más previsible fue el triunfo del Barcelona en la Liga de Campeones. El conjunto azulgrana levantó en la ciudad alemana de Colonia su noveno título de campeón de Europa, el club más laureado del continente, tras imponerse en la final por 28-23 al Veszprem húngaro, dirigido por el español Antonio Carlos Ortega.

Una "Final entre cuatro" con marcado acento español, ya que además del Barcelona, entrenado por Xavi Pascual, otros dos técnicos españoles, el ya mencionado Antonio Carlos Ortega y Talant Dujshebaev, preparador del Kielce polaco, disputaron la fase final de la máxima competición continental del clubes.

Dato que habla de la preponderancia de los entrenadores españoles en una Liga de Campeones, en la que el exseleccionador español Juan Carlos Pastor y Raúl González se quedaron a un paso de clasificar al Szeged húngaro y al Vardar macedonio, respectivamente, para la Fase Final de Colonia.

La victoria del Barcelona sirvió además para cerrar una extraordinaria campaña, en la que además de la Liga de Campeones se alzaron con la Liga ASOBAL, la Copa del Rey, la Copa ASOBAL y la Supercopa de España con pleno de victorias, síntoma evidente de que el balonmano español, pese a una tibia mejoría, sigue inmerso en una grave crisis económica que ha dejado a los azulgranas sin rival a nivel nacional.