Martí ganó la partida de la pizarra, porque el desempeño del Tenerife en el primer tiempo fue de notable alto, ejecutando el partido que él planteó en la semana y anunció en la rueda de prensa del viernes; Anquela, sin embargo, fue mejor estratega sobre la marcha y le dio un vuelco al rumbo del partido con sus cambios. Gajes de un oficio en el que la experiencia es un grado. El Huesca se llevó in extremis un punto que acabó mereciendo. Fue inferior antes del descanso y superior después, en parte por la apuesta de su entrenador en la segunda mitad, y en buena medida también porque el Tenerife no fue capaz de interpretar con sus cambios la nueva situación que había tras el descanso. La primera parte del Tenerife es un modelo a seguir. El equipo de Martí asfixió al Huesca, lo apretó en todas las zonas del campo, no dejó pensar ni una sola vez a Fran Mérida, su cerebro, y cuando recuperó la pelota, una y otra vez, tiró hacia delante con decisión, con verticalidad y con amplitud. Tal vez haya sido el mejor primer tiempo de la temporada. El objetivo era evitar un ida y vuelta contra un rival que tiene un ataque de calidad, sobre todo cuando Machis puede correr. El Tenerife lo bordó a partir de su intensidad y de su empuje, los volantes Vitolo y Aitor dividieron hacia campo contrario con la pelota, Saúl le dio amplitud y buenos centros desde la izquierda y Cristian enriqueció el juego al meterse por dentro cerca de los centrales para ayudar a sacar la pelota. La salida fue fulgurante, ya a los 2 minutos pudo marcar Lozano, que se vio tan solo en el área que tardó en armar el disparo y perdió la ventaja. El ataque local no desistió, aunque la soledad de Lozano en el área hizo imposible que tuviera más ventajas a la hora de rematar los centros producto de su fútbol intenso y dinámico. Hasta que llegó el córner que forzó Saúl, el mejor jugador blanquiazul en el campo, y que sacó él mismo, para que Alberto le echara esa mano que necesitaba el Choco. El majorero peinó el balón y el hondureño, prodigioso en el salto, se comió a Ramírez y a Íñigo y abrió el marcador. Era el minuto 33 y al Tenerife se le abrían todas las opciones ante un rival que no estaba encontrando un solo resquicio para conectar con Arruabarrena, que jugó de enganche en tres cuartos de campo, por detrás de Luis Fernández en el 4-4-1-1 oscense. En el segundo tiempo los dos equipos se cruzaron por el camino, uno subiendo y el otro bajando. Al Huesca le iba bien su marcha en plena escalada, pero es incomprensible que el Tenerife no hubiera parado su descenso tomando alguna medida para encontrar pausa en su juego... Martí se precipitó con los cambios, incluso parece que el de Moutinho fue hecho por la inercia de su fichaje más que por una necesidad de que el portugués arreglara el desequilibrio que se estaba avecinando en cada jugada. Anquela fue metiendo atacantes: Tyronne en la izquierda y luego Samu Sáiz en el enganche hasta acabar con un equipo reestructurado: cuatro al fondo, uno de ellos un centrocampista (Bambock), uno en el eje (Fran Mérida), tres enganchando (Sáiz, Tyronne y Machis) y dos fijos arriba (Arruabarrena y Luis Fernández). El Tenerife mantuvo a sus tres delanteros, pero la segunda línea perdió terreno, ya no fue tan agresiva para apretar al poseedor del balón, se conformó con ocupar el espacio defensivo en un repliegue que partió al equipo en dos mitades. Martí colocó a Vitolo junto a Alberto y dejó a Aitor por delante. En esa situación, hacía falta alguien de balón, que ayudara a unir las dos mitades y que, a base de hacer más largas sus posesiones, obligara al Huesca a volver a su campo. El Tenerife no tuvo salida y, salvo en una acción individual de Lozano, Leo Franco ni siquiera tocó la pelota en toda la segunda parte. Suso no le cogió la vuelta al partido y Moutinho, despistado, entró a jugar por libre, ni siquiera aguantó el balón, aunque estaba claro que en aquel ida y vuelta el Tenerife llevaba las de perder. El tercer cambio fue la entrada de Nano, otro punta, una manera de insistir en el error. Antes y después, el empate se veía venir por la sucesión de ocasiones cada vez más claras del Huesca. A saber: Germán le quitó del pie el remate a Machis solo ante Dani (71''); Samu Sáiz perdonó entrando solo desde medio campo (77''); Machís volvió a echar fuera una clara ocasión desde la izquierda (81'') y Tyronne, de cabeza, remató en el área pequeña por fuera (83''). Se veía venir y llegó, el Huesca empató en el 88'' en una serie de rechaces dentro del área pequeña. El último gesto de resistencia fue una gran parada de Dani y una ayudita del poste. Un castigo que curte.