El escándalo de corrupción que rodea a la FIFA desde hace meses ha amenazado de forma importante la bonanza financiera de la organización, hasta el punto de que esta ha reconocido tener dificultades para lograr nuevos patrocinadores tras la exigencia de reformas hecha por las firmas asociadas.

Aunque meses antes multinacionales como Castrol, Continental, Emirates o Sony ya habían decidido no renovar sus contratos con la FIFA, Visa, Adidas, Hyundai y Coca Cola esperaron poco tiempo para reclamar un comportamiento ético y transparente.

Lo hicieron después de las primeras detenciones de sus directivos el pasado mayo, en vísperas del Congreso que reeligió presidente al suizo Joseph Blatter y en el que los informes financieros expuestos reflejaron un récord de ganancias -5.718 millones de dólares en el periodo 2011/2014.

Los ingresos en este tramo fueron 5.718 millones -el 43% procedente de los derechos de televisión- y sus gastos de 5.380 millones.

Junto a la obligada muestra de decepción y preocupación, Visa fue contundente en su mensaje y advirtió estar dispuesta a reconsiderar su patrocinio si el organismo no tomaba las medidas adecuadas para reconstruir una cultura con sólidas prácticas éticas.

El fabricante alemán de artículos deportivos Adidas fue algo más suave, aunque también invitó a introducir cambios en el modo de gobierno de la FIFA.

La compañía reiteró su política de perseguir "los estándares más altos en lo que se refiere a comportamientos éticos", pero mostró su apoyo a la FIFA "para que establezca y aplique consecuentemente estándares de cumplimento transparentes".

El fabricante surcoreano de vehículos Hyundai/Kia manifestó que como empresa "da máxima prioridad a las normas éticas y la transparencia"; Coca-Cola lamentó que la "controversia haya empañado la misión y los ideales de la Copa Mundial de la FIFA" y McDonald''s Corporation anunció que seguiría "muy de cerca la situación".

Meses después de estas primeras reacciones, a principios de octubre, Coca-Cola, McDonald''s y Visa endurecieron su mensaje y exigieron la inmediata renuncia de Joseph Blatter como presidente, después de conocerse su imputación por la justicia suiza.

"Cada día que pasa, la imagen y la reputación de la FIFA se deteriora. La FIFA necesita una reforma integral y urgente, la cual sólo puede lograrse a través de un enfoque verdaderamente independiente", señaló la marca de bebidas el 2 de octubre en un comunicado similar al de las otras dos compañías.

En el mismo insistió que la salida del dirigente suizo, que entonces había puesto su cargo a disposición pero pretendía seguir al frente de la organización hasta las elecciones de esta semana, permitiría un "proceso de reforma creíble y sostenible" en la federación que éste ha presidido desde junio de 1998.

Blatter no renunció entonces, pero días después sufrió en persona la severidad del Comité de Ética de la propia FIFA cuando su cámara de instrucción propuso una sanción para él de ocho años que después confirmó la cámara de resolución.

El suizo espera todavía la resolución de su recurso a la misma, dictada por el pago de dos millones de francos suizos hecho con retraso de años a Michel Platini por trabajos de asesoría y que el Comité de Ética no considera fundamentado.

Adidas fue aún más allá y pidió que la FIFA limitara el periodo de mandato de su presidente y de otros directivos, además de otras reformas estructurales, petición que no cayó en saco roto, ya que el Congreso de esta semana va a someter a votación una serie de reformas internas que contemplan, entre otras cosas, esa limitación de mandatos presidenciales a doce años.

Al margen de todo esto también algunas firmas han reculado en su asociación con determinadas selecciones. En diciembre Guillette rescindió el contrato con Brasil para evitar que su imagen sea vinculada a las acusaciones de corrupción contra los dirigentes de la Confederación Brasileña (CBF).

La CBF sostuvo entonces que la multinacional llevaba un año proponiendo renegociaciones contractuales "inviables", pero lo cierto es que tres de sus últimos presidentes, Ricardo Teixeira, José María Marín y Marco Polo del Nero, están relacionados con el FIFA-Gate, una amenaza para una organización que obtuvo 2.484 millones de dólares por derechos televisivos en el último periodo y 2.428 por la venta de los del Mundial de Brasil 2014.