"Nosotros no jugamos por líneas. Las numeraciones no van con nosotros. Jugamos de manera discontinua. Llevamos tiempo así, llevo casi dos años y vamos evolucionando nuestro juego". Así definía Carlos Terrazas el juego del Mirandés cuando acudió al programa Planta Segunda de Movistar Plus. Desde entonces, muchos lo toman como referencia. O al menos como el elemento extraño que funciona. En esta Segunda no hay equipo que juegue como el burgalés. Los hay que cierran con tres centrales, como el Girona o más recientemente el Almería de Gorosito, pero nadie copia ese 3-3-3-1.

Normalmente, los tres del fondo son centrales. Alguna vez ha jugado Kijera en esa línea, pero no es lo habitual. Por delante, tres mediocentros. Su función es determinante en el equipo, como advertía Oltra esta misma temporada: "Es un equipo que juega directo, pero al que le gusta pisar el campo contrario. Presiona arriba y sus mediocentros (Eguaras y Rúper) completan un trabajo descomunal, con ayudas a sus costados y para sumarse al ataque". El técnico del Córdoba advirtió también sobre la modificación que, de vez en cuando, introduce Terrazas: "Un 3-4-3, con cuatro en rombo en el centro del campo".

La salida de Lago Júnior le ha obligado a cambiar algo y recuperar la figura del delantero referencia, ya sea con Abdón Prats o ahora con Aridane. Por detrás, Sangalli y Álex García son dos puñales en las bandas. "Verticalidad, intensidad y agresividad", destacaba del Mirandés Sergio Egea tras vencer con el Oviedo en Anduva. "Mucha maniobra de distracción para que lleguen uno contra uno contra el lateral", alertaba Víctor Sánchez antes de caer en Copa con su Deportivo.

Pero también hay debilidades y el Tenerife las halló en la primera vuelta. Entonces dijo Agné que habían sabido "atacar su línea del fondo" superando su medular "con facilidad". Otra pista: "Hay que rozar defensivamente la perfección y evitar el medio porque acumulan mucha gente por dentro", explicaba Vicente Moreno tras asaltar con el Nástic de Tarragona el feudo mirandesista.