Un esguince de tobillo de Jairo, la recaída de Cristian del traumatismo en el ligamento de la rodilla y la también recaída de Choco Lozano en la pubalgia que le afectaba son los últimos problemas graves en el apartado de lesiones para el CD Tenerife. Todas ellas sucedieron durante el encuentro ante el Lugo, el último de la "era Raúl Agné". Desde entonces, no se han sumado problemas de consideración en el apartado físico que hayan provocado otras ausencias en los 16 encuentros dirigidos por José Luis Martí.

El ascenso a preparador físico de Iván Méndez, que ejerce su labor en coordinación con los fisioterapeutas del club, ha supuesto el empleo de un nuevo método de trabajo en esta faceta. Aparte de la presencia constante del balón en cada ejercicio, los viernes se dedican a sesiones más suaves en las que se desarrolla una parte que tiene que ver con la prevención de lesiones. El efecto no ha podido resultar más positivo. Más allá del porcentaje de suerte necesario en estos temas, algo ha cambiado. Los propios jugadores reconocen "el cambio a mejor" y, aunque nunca lo hicieron en público, su discrepancia con la forma de trabajar de Toni Masferrer, el hombre de confianza de Raúl Agné en esta parte.

Los datos resultan contundentes. Con Martí y Méndez, no hay lesiones musculares. Además, se cuida a los jugadores en riesgo de caer, como sucede desde hace semanas con Lozano. Al margen de las ausencias por sanción, solo dos procesos víricos de Aitor Sanz (contra el Girona) y Alberto Jiménez (el pasado domingo) han mantenido a los blanquiazules en la enfermería durante estas semanas. Un rápido repaso a los partes médicos desde noviembre refleja la presencia de Nano y Cristo González por sobrecargas que luego no les impidieron estar disponibles. De resto, solo el golpe de Ángel Galván en la cara o uno que recibió el mismo Nano en el tobillo.