El británico Lewis Hamilton (Mercedes) apostó fuerte y ganó en el Gran Premio de Mónaco, gracias a una estrategia agresiva y ayudado por un error del equipo Red Bull, con una parada lenta que dejó sin opciones al australiano Ricciardo, que salía desde la "pole".

Hamilton, que comenzó tercero, sumó la victoria número 44 de su carrera gracias a una estrategia arriesgada, en la que aguantó 31 vueltas los neumáticos de lluvia mientras se secaba la pista y luego optó por el ultrablando para realizar la segunda mitad de carrera. El tricampeón del mundo suma gracias a esta victoria 82 puntos en el Mundial y se queda a 24 del líder, su compañero alemán Nico Rosberg, que ayer fue séptimo y se queda con 106 tantos.

El gran perdedor del día fue Daniel Ricciardo, que se las prometía felices al demostrar el sábado que su Red Bull era el más rápido en Mónaco, pero que se vio condenado por su propio equipo, que no tenía preparados los neumáticos en el cambio fundamental, el de la vuelta 32.

Los dos grandes triunfadores de la jornada en Mónaco hablaron español. Primero, el mexicano Sergio "Checo" Pérez, que fue tercero y sumó el sexto podio de su carrera, el tercero con la escudería Force India. Una mezcla de buena estrategia y tenacidad le permitió superar en las paradas al español Carlos Sainz (Toro Rosso), que terminó octavo por varios errores de su escudería, y al tetracampeón alemán Sebastian Vettel (Ferrari), que se pasó cuarenta vueltas tratando de alcanzarle, sin éxito.

La segunda sonrisa hispana del día en Montecarlo fue la del bicampeón mundial español, Fernando Alonso, que encontró un oasis en su vía crucis desde que fichó por McLaren y logró un quinto puesto que no conseguía desde Hungría 2015. Las claves fueron una buena parada y su maestría para evitar los adelantamientos del coro de pilotos que le seguían, encabezado por Nico Rosberg.

La lluvia que cayó durante la mañana en Montecarlo provocó que la carrera arrancara con siete vueltas lideradas por el coche de seguridad sobre un asfalto empapado. Mientras la carrera transcurría neutralizada, el ruso Daniil Kvyat sufría problemas eléctricos en su monoplaza y ya con la carrera en marcha el británico Jolyon Palmer empotraba su Renault en la curva de Santa Devota. Sería el primero de siete abandonos en Montecarlo y el primer "coche de seguridad virtual", que obliga a los pilotos a ir a una velocidad controlada. Una vez la carrera volvía a la normalidad, Ricciardo rodaba libre por delante y Hamilton achuchaba a su compañero Rosberg por el segundo puesto.

Ricciardo encadenaba vueltas rápidas pese a llevar neumático de lluvia y se escapaba con más de 11 segundos de colchón, ya que Rosberg rodaba incluso dos segundos más lento que el australiano, haciendo tapón involuntario a su compañero Hamilton, que iba más rápido que él a cada vuelta. Con la salida del sol y el rápido secado del asfalto, el resto de pilotos de cabeza, como los alemanes Vettel o Hülkenberg iban parando para poner el neumático intermedio y buscar más velocidad, también lo hacía el español Alonso.

Corría la vuelta 16 cuando Hamilton conseguía adelantar a Rosberg, que perdía velocidad a pasos agigantados y veía cómo Carlos Sainz, que era cuarto, se le echaba encima. Sin embargo, el alemán se recuperaba a tiempo y conseguía mantener su posición, hasta que en la vuelta 20 decidía pasar a talleres, lo que dejaba a Sainz tercero y al mexicano "Checo" Pérez cuarto. Por detrás de los cuatro primeros había un tapón, ocasionado por Felipe Massa (Williams) hasta que el brasileño pasaba por talleres. Vettel, Hülkenberg (Force India), Alonso, Gutiérrez (Haas) y Button (McLaren) copaban los diez primeros lugares y Verstappen (Toro Rosso) era undécimo después de una magnífica remontada, ya que salió desde los garajes.

El esperado paso de talleres de Hamilton llegaba en la vuelta 31 para pasar del neumático de mojado al ultrablando. Le imitaban Rosberg, Hülkenberg, Sainz y Verstappen; y en la siguiente vuelta también Ricciardo se metía a los talleres. Sin embargo, el equipo Red Bull no estaba preparado con los neumáticos y Ricciardo hacía un paso por talleres lentísimo para poner los superblandos. Como consecuencia, a su salida de talleres Hamilton iba por delante, con un compuesto teóricamente más veloz y el australiano veía condenada su carrera.

A falta de diez vueltas para el final previsto, tuvo que neutralizarse de nuevo la carrera por un plástico que cayó sobre la pista, lo cual daba un respiro a Hamilton en el acoso al que le mantenía Ricciardo. Y cuando parecía que no podían ocurrir más cosas, aparecía la lluvia en Montecarlo.