Desde que comenzara a levantar peso junto a sus primos, la carrera y los éxitos de Andrés Eduardo Mata Pérez (11/11/1992, Valencia, Venezuela) no han parado de acrecentarse. A poco más de un mes para disputar sus segundos Juegos Olímpicos -compite el día 10 de agosto-, en Río de Janeiro (Brasil), el lagunero rezuma tranquilidad y, sobre todo, fe en la preparación que está llevando a cabo. Todo, con el objetivo de mejorar el diploma olímpico -sexto clasificado- que se adjudicó en Londres 2012. A lo largo de todo el día de ayer fue agasajado en la santacrucera explanada El Capricho, con motivo del evento "Corazón de Campeones", promovido por la aseguradora Caser.

Han transcurrido cuatro años de vicisitudes para usted.

Después de Londres, en 2013 tomé la decisión de subir de categoría (85 kg.) y fue un año duro. Mi cuerpo no lo pudo asimilar. Fue frustrante, sobre todo a nivel de resultados. Tuve varias lesiones e intervenciones a raíz de ellas, y me replanteé todo. Volví a bajar de categoría (77 kg.). A partir de entonces me tomé más en serio varios aspectos del entrenamiento. He aprendido de los malos momentos y los últimos años han sido los mejores.

¿Cómo llega de cara a Río?

Es complicado saberlo, pero creo que llego en mi mejor momento. He tocado muy buenas marcas entrenando y tengo un margen de mejora para sacar esos kilos en competición. Espero que sea en Río y así batir mis mejores marcas.

¿En qué punto de la preparación se encuentra ahora mismo?

Estamos justo en el denominado "mes de carga". Son entrenamientos muy intensos, donde se adquiere la fuerza y la capacidad para luego impulsar esas marcas. Luego pasaremos al entrenamiento, donde hay que meter kilos e intensidad, en la última fase de la preparación.

El descanso es también clave.

Los halteras no solo levantamos peso. Hacemos otro tipo de preparación. Además, el cuerpo solo admite un periodo para entrenar. Luego, al cierto tiempo, empieza a caer el rendimiento y justo ahí tenemos que parar para que nuestro físico se adapte y recupere todo lo que hemos trabajado. Es posiblemente la parte más importante.

¿Cuál es su reto de cara a la máxima cita deportiva estival?

Sin ninguna duda, espero estar en el top 10. Por las marcas que tengo entrenando, incluso puede que entre en el top 5. Pero es complicado de predecir.

¿Por qué motivos afirma eso?

No se ha cerrado la representación para los Juegos. No van todos los levantadores que quisieran. Es un proceso de clasificación que no es nada sencillo. Nosotros hemos tenido un buen equipo español que nos ha representado en los últimos mundiales. Conseguimos tres plazas olímpicas para chicos. Hay países que tienen desventaja en ese sentido.

¿Se mete presión de cara a obtener una medalla?

La verdad es que no. La posición final en un campeonato en nuestro deporte no es algo sobre lo que podamos tener certeza. No puedo controlar lo que van a levantar los demás. Solo puedo controlar lo que voy a levantar yo. Me creo bastante capaz de superar las marcas que hice en Londres.

En cualquier caso, no se descarta el poder morder un metal, ¿no?

Para nada. En halterofilia, cualquier cosa puede pasar.

Proyectos inconclusos, aguas contaminadas, inseguridad ciudadana, virus del Zika... ¿Hasta qué punto le afectan las malas noticias que llegan desde la ciudad organizadora de los JJ. OO.?

Personalmente, no me inquietan demasiado. Confío bastante en los organismos pertinentes que se encargan de velar por los temas de seguridad y salud. Sí que es cierto que me preocupa un poco el tema de la inseguridad y que no puedas salir de la Villa sin tener la certeza de que no te va a pasar nada. Me alarma más la violencia que el propio virus del Zika.

¿Un anhelo para Río?

Mi deseo es que mis marcas y el esfuerzo que hago cada día entrenando se vean reflejados en esa tarima de competición.