"Estoy en paz, tranquilo y muy feliz por lo que hice en mi carrera y por cómo ha salido todo". Después de toda una vida a dedicada a su "pasión" -la disciplina atlética del lanzamiento de disco-, el tinerfeño Mario Pestano -Arico, 08/04/1978- puso un punto y final a sus casi 30 años de actividad -"gané la primera medalla en 1989", rememora- en el pasado Nacional de Gijón.

El atleta repasó, en Radio El Día, su dilatada carrera y el colofón puesto el fin de semana pasado con una medalla de plata que le acredita como subcampeón de España. "Me pude despedir en Gijón como realmente lo había soñado". La ovación del público congregado hizo que la emoción se apoderase de su 1,95 metros de estatura. "Los últimos seis lanzamientos en la élite los viví con lágrimas en los ojos y los pelos de punta".

No es para menos. "Llevaba un mes sin poder entrenar después de la lesión. Iba a Gijón a figurar, pero me encontré con mis campeonatos de España". Esos que le han granjeado tantos éxitos, ya que subió al primer cajón del podio de 2001 al 2013 -13 entorchados consecutivos-. El Complejo Deportivo de Las Mestas "estaba lleno a reventar. Me vine arriba e incluso me pude meter en las medallas".

En 2008, el Centro Insular de Atletismo de Tíncer (Santa Cruz) se instaló en un lugar privilegiado en su memoria. "Tengo tantos buenos recuerdos de los Nacionales, pero el de casa... Esa fue mi particular medalla. Fue el mejor año de mi vida. Nunca he vuelto a estar en tan buena forma". El discóbolo logró proyectar el disco por el cielo tinerfeño hasta una distancia de 69,50 metros. "Creo que está entre los 30 mejores lanzamientos del mundo en toda la historia y entre los 20 europeos".

La de su retirada no ha sido una temporada fácil. "La empecé con mucha ilusión. Mi objetivo estaba en acudir a las Olimpiadas. Previamente a la lesión estaba haciendo las marcas para acudir a los Juegos. Como viene siendo habitual en los últimos años, el cuerpo es muy sabio y sabe que no se pueden rebasar los límites. Después del mitin de Madrid, en junio, me pegó un chuchazo mi querida hernia, tuve que parar y se fue un al traste mi gran propósito de Río".

Hubieran sido sus cuartas citas olímpicas, después de acudir a Atenas 2008, Pekín 2008 y Londres 2012. "Era un gran reto el poder llegar. No era fácil. Sobre todo, viniendo de una lesión del año pasado. Lo tuvimos en las manos hasta el último momento. Lo sabemos mi entrenador y yo. La última competición previa a la fecha límite para hacer la marca era el Campeonato de Canarias en Las Palmas, que tiene la mejor pista para lanzar de toda España", se lamenta.

En cualquier caso, Europeos, Mundiales y Olimpiadas siempre se le han atravesado al sureño. ¿La explicación? "Un poco de todo: la cabeza, la presión, las lesiones... El atletismo es bastante cruel. No te da opciones ni tiempo. Estás entrenando todo el año para hacer tres lanzamientos en tres segundos. No es una justificación. He estado toda mi vida intentando mejorar. No he conseguido ninguna medalla en esos campeonatos, pero las he tenido todas porque cada revés de estos me hacía crecer. He estado ahí durante mucho tiempo y no es fácil. Ahora valoro mucho más lo cómodo que llegaba antes a las olimpiadas", apunta.

La "medallitis", término acuñado por Pestano referente a que únicamente se rescata el resultado final en un proceso más amplio de preparación, "está cambiando. Ahora todo el mundo puede calzarse unos tenis e ir a correr. La gente está más en contacto con el deporte. Sabe lo que significa el esfuerzo para mejorar y que lograr cualquier cosa dentro del deporte no es fácil. Por desgracia, lo que demuestra lo que vales es la medalla. El deporte es así", asume el campeón insular.