Carolina Marín cumplió en Río el objetivo con el que llegó y se colgó la medalla de oro tras derrotar en la final a la india Pusarla Venkata Sindhu por 19-21, 21-12 y 21-15 en un partido en el que por primera vez tuvo que remontar un set en contra y que se prolongó 83 minutos en el pabellón 4 de Riocentro. La onubense hizo otra demostración de por qué ocupa el número uno del mundo a base de carácter, fuerza y calidad.

La india, novena preclasificada, abrió el partido con su saque y se anotó el primer punto respondido inmediatamente por la zurda de Marín, que, siempre por delante, llegó a despegarse (6-12). A base de volantazos en la red, Sindhu ajustó el juego tras un punto espectacular, con envíos altos, largos y dejadas (16-15), como ocurrió después cuando la española desaprovechó tres puntos de ventaja y su rival se acercó a uno (19-18), para empatar luego. Con tres volantazos en los cuatro puntos finales de la primera manga, se lo apuntó (21-20) en 27 minutos.

En el segundo Marín salió enrabietada y no dio opción alguna a su rival. El marcador en contra sacó todo el coraje de la española. Tiró de precisión y de volantes ajustados para sumar puntos directos que llegaron a ponerla nueve por delante (11-2). Aunque la india tuvo capacidad de respuesta no pudo acercarse como en la primera manga, que fue para la española con dos dejadas finales en 23 minutos (21-12).

En el tercero, vuelta a empezar porque Sindhu remontó la desventaja que tuvo siempre hasta empatar a 10. A la doble campeona de Europa y del mundo se le complicó el tercer set, en el que de un 6-2 a su favor se encontró con un 9-8 y un terrible acoso en contra que permitió esa igualada (10-10) que la obligó a reaccionar.

Cuatro puntos seguidos de la española y sus devoluciones ajustadas y precisas a los derechazos de Sindhu la iluminaron hasta llegar a un 20-14. Encajó el último punto de Sindhu y remató el partido con un 21-15 que la convierte en la primera campeona olímpica que no es de Asia. Fueron 31 minutos en los que la precisión y el juego de Marín le permitieron llevarse el set, el partido y el oro de Río demostrando que no hay secretos para ella en una disciplina en la que, desde su escalada, también se habla español.

"No me creo todavía lo que acabo de conseguir"

Nerviosa y eufórica, Carolina Marín abandonó la cancha con su medalla de oro colgada al cuello y sin creerse lo que acababa de lograr. "No me lo creo todavía", acertó a decir la onubense de 23 años que después de lograr el pase a cuartos advirtió sobre lo que quedaba por delante. "Me dicen que ya tengo el oro, pero yo solo veo la medalla de la Virgen del Rocío que siempre me acompaña", bromeó. Desde ayer sí lo tiene.