Una constelación de estrellas del firmamento deportivo arribó a Río de Janeiro en el epílogo de julio y los albores de agosto para dejar su sello. Y así fue.

Usain Bolt volvió a reinar en el atletismo y con tres preseas de oro -nueve, en sus tres participaciones de los Juegos- es ya una leyenda.

Qué decir de Michael Phelps. El nadador americano se hizo con seis medallas -cinco de ellas de oro-. Vamos, el deportista más laureado de la historia de los Juegos con 28 metales -23 oros-.

Sin embargo, otros nombres propios destacaron en la ciudad brasileña. A saber, las nadadoras Katie Ledecky -cuatro oros y una plata- y Katinka Hosszú -un oro menos que la americana-; los atletas Elaine Thompson -oro en 100 y 200-, Allyson Felix -con seis, es la atleta con más oros de la historia- y Mo Farah -doble título, como en Londres-; los gimnastas Simone Biles -cinco medallas, cuatro de oro- y Kohei Uchimura -oro individual y por equipos-; el tenista Andy Murray -revalidó título individual-; el judoca Teddy "Bear" Riner -oro, no pierde un combate desde 2010-; el ciclista Bradley Wiggins -con el oro que logró en Río se convirtió en el deportista británico con más medallas olímpicas (8)-. A la postre, estrellas perpetuas.