Triste despedida y caótica salida. En la grada, sin poder jugar, tras dos reuniones con Miguel Concepción para pedirle al presidente que facilitara su salida, en los días previos a una segunda jornada en la que el Tenerife necesitaba ganar para convencer a todo el mundo de que el proyecto 16-17 tenía sentido. Así se marcha Nano, que ayer vio al equipo de su tierra, el que va a dejar de ser el suyo, desde la grada empatar contra el Sevilla Atlético.

Vio a sus compañeros antes del choque, aunque no era el mejor momento para una despedida. Ni era buena idea ni debió aceptarse como algo beneficioso. Recibió algún comentario de los aficionados más próximos y encajó, como no podía ser de otra manera, las bromas y las críticas en las redes sociales. Él, que era la imagen de la campaña de abonos para este curso, deja descabezado el proyecto en busca de un futuro en Primera.

En su ausencia, Choco tuvo que acumular la responsabilidad ofensiva y el Tenerife se quedó sin alternativas desde el banquillo porque el otro atacante de la plantilla, Cristo González, acompañó al hondureño en el once inicial.