Amath Ndiaye entró con buen pie en el Tenerife, equipo al que se incorporó cedido por el Atlético de Madrid por una temporada. Su carta de presentación en la visita al Elche, seguida de su notable actuación en la eliminatoria de la Copa del Rey ante el Lugo y su presencia en el "once" inicial del siguiente compromiso, el de Liga con el Valladolid, fueron suficientes para que el tinerfeñismo pudiera apreciar su talento. No en vano, el extremo zurdo fue despedido con aplausos cuando fue sustituido por Aythem Jouini el pasado sábado. "Me sentí emocionado", reconoce el senegalés al recordar el instante en el que cruzó la línea para sentarse en el banquillo.

Son indicios que confirman las previsiones de los que mejor conocen a Amath. Sus valedores lo ven triunfando. Sin ir muy lejos, participó en la pretemporada del Atlético, con la gira por Australia incluida. Diego Simeone, que ya lo convocó para el partido de Liga ante el Real Betis que se disputó en el Vicente Calderón el pasado 2 de abril, debe tenerlo en sus planes de futuro. El tiempo dirá.

De momento, ya ha debutado en una categoría profesional; y lo hizo de la mano del Tenerife. Para llegar a este punto, con 20 años cumplidos hace dos meses, Amath ha tenido que armarse de constancia y de paciencia. "Jugaba en una academia de mi país, Senegal, y un día vinieron a buscar jugadores y me eligieron", cuenta refiriéndose al momento en el que, hace unos 7 años, hizo las maletas para emigrar a España. Su puerta de acceso fue el Real Valladolid, en el que realmente no pudo militar por cuestiones burocráticas. Por tal motivo, se marchó cedido a un equipo de la misma provincia no vinculado a las competiciones de la RFEF, el Parquesol, con el que participó en un ascenso a la Liga Nacional Juvenil, en 2014, marcando 13 goles en 19 partidos.

Las trabas para ser inscrito en el Real Valladolid continuaron y Amath ganó tiempo uniéndose a la Academia que abrió el AC Milan en Ávila. En ese entonces, el Atlético ya se había fijado en el atacante y no dudó en ficharlo para su cadena de formación: el Juvenil de División de Honor, con llamativas actuaciones en la Youth League, y el primer filial, con el mérito de ser su máximo goleador, en Tercera, el curso pasado, al aportar 10 tantos en 33 partidos.

Su siguiente paso estaba en la plantilla profesional. Y se acercó a ella este verano. Pero tendrá que esperar para consolidar ese avance. Por eso aceptó la opción de seguir con su aprendizaje en el Tenerife, donde siente que ha encajado desde el primer momento. "En el equipo me han recibido muy bien y estoy muy contento y feliz", dice Ndiaye, que ha sido utilizado por Martí, en su todavía breve recorrido como blanquiazul, en dos puestos, el de extremo izquierdo, que es su preferido, y el de delantero. "El míster me dice que confía en mí y que cuando reciba el balón, intente ir adelante", cuenta sobre su contribución en el campo. Además, confiesa que, en realidad, no le sorprendió empezar a tener minutos tan pronto, porque estaba "con ganas de empezar". Asimismo, asegura que su adaptación resultó inmediata, al margen de las pequeñas diferencias que ha detectado entre la manera de trabajar que ha descubierto en el Tenerife y la que ya conocía en el Atlético. "Los entrenamientos de allí son más intensos", apunta acerca del método de Simeone.

En cuanto a la integración, el internacional sub''20 por Senegal, vive casi más como un canterano que como un profesional. Aparte de haber sido dado de alta con una ficha del "B", rechazó la opción de residir solo en un piso y se quedó con la alternativa de compartir la residencia destinada por el Tenerife a los jugadores de la base.