El cansancio se apodera de sus rostros. Se les aprecia. Son muchas horas de entrenamientos, competición, vuelos y compromisos con los patrocinadores y los medios de comunicación. Eso sí, detrás de tanto trajín, su fachada también destila el regocijo del buen hacer en los recién concluidos Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro.

Michelle Alonso, Judit Rolo y José Luis Guadalupe, la delegación del Ademi Tenerife en tierras brasileñas, llegaron el jueves por la noche al Aeropuerto de Los Rodeos y ayer comenzaron las oportunas visitas a los medios de comunicación de la Isla. EL DÍA recibió a la terna con el objeto de conocer de primera mano cómo transcurrió una participación que terminó por recabar una medalla de oro -de Alonso, en 100 metros braza S14- y hasta cuatro diplomas olímpicos -dos para cada nadadora-.

"Estoy súper orgullosa de todo lo que he conseguido. No me esperaba lograr estos resultados. Estoy como en una nube". Rolo, que había obtenido una plata y un bronce en el Europeo de Portugal de mayo, completó su gran año con un quinto puesto en "su prueba" de los 50 mariposa S7 y un octavo lugar en los 200 estilos. "El poder haber vivido estas Paraolimpiadas ha sido otra medalla de oro para mí".

Por su parte, Alonso cumplió los pronósticos. Revalidó el metal dorado obtenido en Londres 2012. Un título que también logró este año en la cita continental de Funchal. Además, se adjudicó dos diplomas al ser quinta en los 200 libres -fue bronce en el Europeo- y octava en los 200 estilos. "Me traigo muchas experiencias de Río con mi entrenador y Judit. El día de los 100 braza fue muy emocionante", destaca.

La doble campeona olímpica no deja de mirar y acariciar su presea. Es "su tesoro". Un metal que suena gracias a la implantación de una serie de bolas de acero en el interior. El objetivo es que los atletas ciegos puedan discernir qué tipo de medalla tienen en sus manos. La de oro suena más que ninguna, debido que es la que cuenta con más cantidad de dichas bolas.

"En el pequeño Maracaná de la natación", como apunta el preparador Guadalupe, Alonso pudo "rugir" tras comprobar que no solo era acreedora al oro, sino que había batido el récord paralímpico. "Para mí, es una de las mejores escenas de los Juegos. Mucha gente también chilló con ella".

La historia de su desorbitada celebración tiene como agravante una advertencia arbitral en abril, una vez logró la mejor marca mundial de los 100 braza -01:12:61- en Glasgow. "A cámara lenta, vieron que en dos brazadas sacó el codo un poquito fuera. Por eso te pueden descalificar. Nos advirtieron que en Río la mirarían. Tuvimos que cambiar la técnica de Michelle", comenta el entrenador.

Hasta que el juez árbitro confirmó el registro y el título de Alonso pasaron unos segundos. "Se me hicieron eternos", confirma la propia "sirenita. Tenía una presión interna por conseguir el oro. Sabía que estaba difícil porque mi principal rival -la británica Bethany Firth- estaba muy fuerte".

Fue un triunfo de equipo y de constancia. "Ha sido un trabajo de mucho tiempo con ellas para luego esperar que rindan en el último momento. Ellas dos lo han conseguido. Judit se quedó a centésimas de su marca personal y Michelle estuvo a una centésima de su récord del mundo. Se ha cumplido el trabajo", declara José Luis.

"Hemos trabajado cuatro años y esta es la recompensa. Esta medalla también es de Guada", expresa Michelle sobre su técnico.

Con solo 25 años, Judit Rolo ya tiene pensado "ir a Tokio", donde se celebrarán las próximas Paraolimpiadas, en 2020. "Según se comenta, van a ser las mejores. Pero primero hay que pensar Mundial del próximo año en México".

Tres años menos cuenta una Michelle Alonso que "nunca" piensa "en futuro. Siempre pienso en el presente. Claro que quiero llegar a Tokio, pero pretendo disfrutar de lo que he logrado".

El nuevo ciclo paralímpico se abre para unas entusiastas del sacrificio diario. El sueño renace.

Judit

Rolo

Nadadora paralímpica en Río de janeiro 2016

José Luis

Guadalupe

Técnico paralímpico en Río de Janeiro 2016