Rafael Pascual Cortés (Madrid, 16 de marzo de 1970) ha sido el mejor jugador español de voleibol de todos los tiempos. Pocos deportistas, de cualquier disciplina, pueden presumir de haber vestido la camiseta nacional en más de medio millar de ocasiones (537). De hecho, únicamente el waterpolista Manel Estiarte (580) le supera. En la trayectoria de Pascual destaca el oro europeo logrado en 2007, pero los éxitos fueron constantes en todos los clubes que defendió, tanto en España como en Italia, Japón, Francia, Grecia o Puerto Rico. Ahora, con 46 años, opta a la presidencia de la Federación (RFEVB) siguiendo el camino de Jorge Garbajosa en el baloncesto. Este fin de semana visitó la Isla y EL DÍA tuvo la posibilidad de entrevistarle en una cancha mítica, la del Cisneros, donde como dice el protagonista "huele a voleibol".

¿Qué le ha llevado a dar este paso de presentarse a las elecciones?

Llevamos un tiempo con mucha dificultad en nuestro deporte y así lo explica la familia de este deporte. Yo me había alejado un poco después de participar en la candidatura olímpica de Madrid por motivos personales, de índole empresarial, pero en los últimos meses he mantenido contactos para conocer las inquietudes y el sentimiento de necesidad de cambio.

¿Quién le convenció?

Yo pongo una cara a esta candidatura, pero hay mucha gente que está trabajando. Después de 16 años, ya es suficiente para saber qué puedes hacer. Creo que Agustín Martín ha cumplido un ciclo y ahora espero que la gente así lo entienda para que se produzca el cambio que necesita el voleibol.

La fórmula dificulta el éxito.

En los 69 votos de la Asamblea necesitamos tener mayoría. Hemos presentado un recurso contra el censo porque con 78.000 licencias no puede votar el 3 por ciento. Al principio eran 2.100 y, cuanto más pequeño sea, más fácil es de controlar. Desde el principio luché para que participara más gente. Creo que estamos consiguiendo que la gente se movilice.

¿Cómo valora la gestión del actual presidente?

Hay cosas buenas y cosas malas. No sería justo decir que no se ha trabajado, pero creo que en otras épocas se ha hecho mejor. Con el camino hecho que teníamos y las selecciones nacionales mejor situadas, el objetivo es volver a eso. No ha habido quejas de corrupción y esa limpieza hay que reconocerla. Pero la gestión no es pasar desapercibido, quedarse parados. Hay otros deportes que nos han adelantado. La tercera modalidad en licencias del mundo no puede estar en España en esta situación.

Pero ha habido cierto conformismo, inmovilismo. La crisis como excusa.

No es solo la crisis. El voleibol debió luchar mejor contra esas dificultades, adaptarse a las circunstancias. En voley playa, que es más individual, se ha logrado. Pero en la cancha no hemos estado en los Juegos desde que entró Agustín Martín, en Sydney 2000.

¿Dónde centrará su esfuerzo?

Lo que depende directamente de la Federación son las selecciones y ahí es donde tenemos que trabajar. El equipo nacional no forma parte del voleibol, sino que es el voleibol. Tenemos que buscar la visibilidad que teníamos. Todos los deportes emergentes han tenido una selección en las grandes competiciones tirando del carro porque estas son retransmitidas y suponen una oportunidad de que la gente se enganche. El crecimiento del voley playa lo demuestra, pero el indoor ha desaparecido. Tenemos que seguir empujando para que las playas sigan en auge, pero también mejorar en cancha.

Lleva en su candidatura conocidos como Javi Bosma, veteranos como José Miguel Elu...

Viene conmigo gente que ha vivido de cerca esta etapa y son conocedores del problema de un presidente que piensa más en seguir en el cargo que en el deporte. Cuando estemos dentro, sabremos exactamente lo que podemos hacer. Pero creo que tenemos un proyecto de verdad.

Una de las cosas que ha perdido el voley es la visibilidad.

El deportista tiene que jugar, pero también comportarse dentro y fuera de la cancha. Hay que invertir en ese ámbito. El que piense que son los medios los que tienen que venir está equivocado. Hay que crear una sinergia, invitar a esos medios a que vengan dando facilidades y logrando resultados llamativos. A veces los hemos conseguido, pero no lo hemos sabido vender bien. Internacionalmente este es un deporte muy importante, pero en España casi hemos desaparecido. La repercusión que teníamos ha de recuperarse.

Hábleme de Canarias en el voleibol.

Hablamos de voleibol, de la historia de este deporte. Tanto en Tenerife como en Gran Canaria han existido clubes históricos, como el Cisneros, con gente que ha dedicado su vida a este deporte. Me gusta venir a hablar a la gente cara a cara para resolver inquietudes, dudas o recoger ideas. Canarias tiene que ser protagonista porque tiene la materia prima y darle importancia a los clubes. Aquí sigue habiendo captación desde las escuelas y mucho trabajo de base, por lo que recuperar ese entusiasmo deber ser un objetivo.

Tenerife es también la capital del voley-playa.

Un paraje como este no existe en España para cualquier modalidad relacionada con la playa. Trabajar aquí es un lujo y deberíamos darle más importancia si cabe para que sea protagonista. Con estas condiciones y esta temperatura, es el lugar perfecto. En otros países, como Alemania, se entrena en cubierto. Y son una potencia. En nuestro caso, hay que apostar por las playas de Canarias y de Tenerife. Debemos traer eventos, grandes torneos y hacer un esfuerzo mayor.

Se ha producido en la última década la desaparición de clubes históricos, entre ellos el CV Tenerife. ¿No se debió hacer algo por evitarlo?

Depende de cada caso y de las ayudas. Cuando llegan los momentos difíciles es cuando debemos apoyar. Con una mejor estructura de clubes y de Liga, tendríamos que buscar la fórmula para ayudar a que estas cosas no sucedan. Pero ni siquiera existe ahora mismo una asociación de clubes de la Liga. Por eso, hay que crear una estructura, conseguir un gran espónsor y mejorar el seguimiento. En estos momentos, cada uno hace la guerra por su cuenta. Los hay que trabajan muy bien y, gracias a esta gente, se mantiene el voley. Pero deberíamos trabajar más en equipo para mejorar colectivamente.

Echará de menos en el voley a gente como Quico Cabrera.

Hablar del voleibol aquí es hablar de Quico Cabrera. Fue una persona muy carismática, que consiguió lo que se propuso. Cuando una persona como él se va, deja un vacío enorme. Ahí debimos todos proteger el patrimonio que él creó. Eso no puede pasar. Es el caso también del Cisneros, sitios con tradición, a los que hay que ayudar y promocionar.