En el verano de 2013, Xavi Rey era uno de los jugadores más codiciados de la Liga ACB. Sus buenas campañas en el Gran Canaria le habían llevado a una Selección Española con la que consiguió la medalla de bronce del Europeo de Eslovenia. Varios años después, los avatares, en forma de lesiones, decisiones polémicas y pasos por equipos poco fructíferos han jalonado una trayectoria que, en las últimas semanas, le han llevado a fichar, de manera provisional, por el Montakit Fuenlabrada. Los madrileños son el rival del domingo de un Iberostar Tenerife que fue su casa durante poco más de seis meses. De manera unilateral, el catalán rompió la relación, ahora hace un año, dejando un poso de controversia en la entidad.

Usted salió del Canarias debido al rol titular de Blagota Sekulic. Ahora firma por el Montakit Fuenlabrada gracias a su lesión...

Es curioso. Yo estoy encantado de poder suplirle hasta que vuelva.

¿Cómo se ve en la cancha?

Se está notando que tenía ganas de jugar y que he estado trabajando. Físicamente estoy muy bien.

El otro día quiso reivindicarse con unas declaraciones en las que apuntaba que le queda mucho baloncesto. ¿Por qué?

El año pasado tuve mala suerte. En el final de temporada me dejaron en el banquillo por circunstancias que ni conozco ni entiendo. Mucha gente ha dudado de que estuviera en forma, cosa que era mentira. Quise reivindicar que estoy sano y que puedo jugar muchos años más.

Después de su provechoso periodo en Gran Canaria, los últimos tiempos no están siendo los mejores para usted.

Las lesiones me han lastrado. No he encontrado la estabilidad de un sitio donde haya estado bien. Tampoco yo he tenido la paciencia suficiente para encontrarlo. Todo eso ha hecho que esté donde estoy. En parte, yo soy responsable de mi situación.

¿Se arrepiente de su repentina marcha del Iberostar Tenerife?

No. Todo sirve para madurar. Con la perspectiva actual, el año pasado me pudo la ansiedad al principio de temporada. Quería tener más protagonismo que Sekulic. Esa ansiedad y esa poca paciencia me hicieron precipitarme en mi toma de decisión, aunque no me arrepiento porque esa decisión y la mala experiencia que tuve en Estudiantes me sirvieron para aprender.

Su partida no fue bien encajada.

Lo vi a posteriori. Yo lo entendí de otra manera. Llevaba poco tiempo allí. Lamento que sentara mal a tanta gente e igual haber decepcionado a integrantes del club. Luego el equipo fue a mejor y me alegré por ello. La decisión fue motivada por venir de la lesión, encontrarme muy bien y querer recuperar mi estatus lo antes posible. Si hubiera tenido paciencia, hubiera acabado recuperándolo.

Txus Vidorreta acababa de llegar. ¿Cómo fue la conversación?

Cuando él me llamó yo ya tenía la decisión tomada. Apenas le escuché. En ese momento tenía la visión un poco nublada.

¿Qué recibimiento espera el domingo en el Santiago Martín?

No espero una ovación ni mucho menos. No me lo quiero plantear. Prefiero vivirlo y estar preparado para un recibimiento un poco hostil. Mucha gente me sigue guardando rencor por esa decisión que tomé. Lo respeto.

¿Tiene más motivación?

No. He aprendido muchas cosas desde que me fui. Una de ellas es el tener paciencia. Por mucha prisa o motivación que tengas, no tienen por qué salir las cosas mejor.

¿Qué le parece este Iberostar?

Lógicamente no van a acabar la temporada primeros en la ACB. Eso es imposible. Ahora están pasando por un bache relativo porque han empezado muy bien. Con seis victorias a estas alturas estás casi seguro metido en la Copa del Rey. Se nota que el equipo está creciendo. Tiene un proyecto a medio plazo muy interesante.

¿Qué me dice de su amigo Javi Beirán? ¿Podrá ir a la Selección?

Es el jefe. Cada día se atreve con más cosas. Me alegro mucho por él. Es de los cinco o los diez mejores jugadores nacionales de la ACB. No es ninguna locura el pedir que al menos vaya a la preselección. Si sigue así, un año le puede tocar como me tocó a mí. También tengo otros amigos en la plantilla que lo están haciendo muy bien.