No había tiempos que batir ni clasificación alguna a la que rendir pleitesía. Pero en el podio ficticio las medallas brillaban más que las habituales. Y la representación tinerfeña, compuesta por nombres que no necesitan presentación (Tere Linares, Basilio Labrador, Pili Ramos y Kenty Siverio) sudó como siempre y sonrió como nunca. Fueron 172 kilómetros entre Muddinayana, la tumba de Vicente Ferrer y el centro hospitalario que éste construyó en Bathalapalli, por varias aldeas de Anantapur (India) con un fin benéfico.

La ruta se desarrolló hace unos días y toda la semana pasada contó con actos benéficos, en la segunda edición de esta iniciativa solidaria trazada hace un año por el grancanario Juan Manuel Viera para promover el atletismo popular en la zona de Andhra Pradesh y dar a conocer los proyectos de lucha contra la pobreza extrema que la Fundación Vicente Ferrer lleva a cabo en esta región desde hace más de 40 años en favor de los más desfavorecidos, tarea que aún realizan Anne Ferrer, viuda y compañera del filántropo español, y su hijo, Moncho Ferer.

El reto de apadrinar 500 niños y niñas, uno por kilómetro y alcanzar una recaudación de 25.000 euros para colaborar con un proyecto de ortopedia y traumatología para favorecer la integración social de parte de la población con alguna dificultad de movilidad va por buen camino, con más de 300 apadrinamientos en la actualidad y superada la cifra económica programada gracias al apoyo de la población y el esfuerzo de una decena de equipos de diversas comunidades y provincias españolas que fueron partícipes de la prueba junto a un buen puñado de jóvenes de la India.