Los guarismos no dejaban lugar a la duda: 14 derrotas en otros tantos compromisos, 135 goles a favor y 460 en contra. En resumen, -2 dos puntos, debido a la ausencia en uno de los partidos, y un descenso más que anunciado. Estos eran los números del colista del Grupo B de la División de Honor Plata Femenina, el Salud Tenerife, hasta el pasado sábado. Por resultados obtenidos, el peor equipo sénior de los casi 200 que compiten a nivel nacional, tanto en categorías masculinas como femeninas.

Sin embargo, el Pabellón de La Salud registró hace dos días la rebelión de unas jugadoras y un cuerpo técnico que quieren seguir luchando por mantenerse en la segunda categoría del balonmano femenino español. La victoria por un solo gol frente al alavés Garlan Legumbres ha infundido renovadas esperanzas en la entidad.

Hace escasamente dos semanas, el preparador Silviano Rodríguez decidió, de acuerdo con la directiva, dar un paso al costado. "Hablamos con él y entendimos que lo mejor era un cambio. Había un desgaste tanto por su parte como por las jugadoras", explica el presidente de la entidad, Javier Doblado. "Él es un hombre de club. Sigue como coordinador de la base y entrenador del cadete. Había un derrotismo difícil de paliar y necesitábamos un revulsivo".

Octavio Pérez, uno de los fundadores del club hace ya más de 30 años -1986-, fue el elegido. "Estuve cinco años alejado del club, pero el año pasado volví", rememora el propio protagonista. "Se decidió que tomara las riendas del equipo para que hubiera continuidad en el trabajo", argumenta.

El actual Salud se compone de una mayoría de jugadoras juveniles. "Sabíamos que iba a ser una temporada muy complicada, pero no esperábamos estos resultados. Perdimos a nuestra máxima goleadora. Se nos cayeron varios fichajes. Entendimos que la base había estado trabajando bien y decidimos salir con ella", apunta Doblado.

El técnico se deshace en elogios para sus huestes. "Desde que llegué han trabajado todo lo que se les ha pedido y más. Esa es la clave". Y eso a pesar de que cuenta con una plantilla sumamente corta. "Yo lo tengo claro: deseo trabajar con gente que entrene. No quiero tener a 12 en el banquillo, pero que solo vengan a entrenar seis. Ahora mismo cuento con entre 8 y 10 jugadoras. Prácticamente no hay rotación. Eso hace que sea difícil. Nosotros no vamos a tener ningún partido fácil. Debemos luchar y morir en la cancha. Es lo único que nos puede dar resultados".

De momento, uno de uno con Pérez en el banquillo saluteño y con los cálculos hechos para abordar "el objetivo" de dejar a un contrincante por detrás. "Necesitaríamos ganar entre cuatro y cinco partidos. Al Muskiz -cuenta con cuatro puntos-, que es el que está por encima, lo recibimos aquí. Ahora visitamos Beti-Onak, que está en la parte alta de la tabla. Las chicas son capaces de ganar allí. Lo podríamos tener en nuestra mano".

Todo se complicó sobremanera con la no presentación insular en el partido de la anterior jornada frente al Lagunak. "Creo que ese partido lo podríamos haber ganado", manifiesta el entrenador. Por problemas de disponibilidad de jugadoras -motivos adadémicos- el Salud no se desplazó.

Con todo, la alegría del sábado hace pensar en "sacar esto adelante. Para las jugadoras ha sido muy frustrante ver que trabajaban semana a semana y que la victoria no llegaba. La de este fin de semana ha sido balsámica y las ha llenado de motivación", apunta el presidente. "Hay que agradecer la predisposición que están mostrando ellas y el entrenador".