Se está acostumbrando el Tenerife a este tipo de partidos a domicilio que resultan plomizos para el espectador, pero de una tranquilidad casi sobrecogedora para el conjunto que dirige Martí. Como sucedió ante el Sevilla Atlético, el control es absoluto y la capacidad del rival para acercarse con peligro a la meta tinerfeña queda reducida a la mínima expresión. Si como ayer, en las pocas que tiene, aparece Dani es fácil entender que hayan pasado 484 minutos desde el último gol rival.

La parte negativa tiene que ver con la nula capacidad para aprovechar los minutos que juega en superioridad numérica. O de su técnico para acertar en los cambios que permitan sacar partido de esta ventaja. No obstante, el aburrido punto de ayer permite seguir en "play-off" y ganar el "average" particular al Valladolid. No es un botín escaso.

@juanjo_ramos