No era difícil competir mejor que en la edición de 2014, aunque el rival también fuese de órdago. Si en Málaga, el FC Barcelona arrolló a un mermado equipo a las órdenes de Alejandro Martínez, el guiado ayer por Txus Vidorreta en Vitoria hizo emplearse a fondo al transatlántico Baskonia.

La afición aurinegra se hizo sentir en los primeros compases del choque, cuando los suyos cogieron las primeras ventajas en el marcador. Eso sí, la diferencia nunca fue mayor a los tres puntos.

Enseguida se pusieron a tono los anfitriones, para hacer temblar las entrañas del Pabellón Fernando Buesa Arena con los alaridos de los más de 5.000 almas azulgranas -más de 10 veces más que la afición de los tinerfeños- que ayer se citaron en su recinto.

Los jugadores de Sito Alonso voltearon el marcador y fueron adquiriendo ventajas que superaron los 10 puntos -al descanso fue de 11-. Sin embargo, el Iberostar Tenerife puso de nuevo en órbita a los casi medio millar de adeptos ubicados mayoritariamente entre las zonas 5 y 8 de la enorme instalación alavesa.

Tras el receso, el Canarias apretó de lo lindo en el único parcial en el que pudo superar a su adversario y ponerse a solo dos puntos en un apretado tanteador.

Empero, uno de los favoritos a alzarse con el trofeo no permitió la "sublevación" canarista en el epílogo. Sudó de lo lindo para ello. Y es que el Canarias no dio su brazo a torcer para orgullo de una afición a la que le quedan muchos desafíos por presenciar.