En estos tiempos tan devaluados por la situación social y económica y por la práctica de principios y actuaciones poco recomendables o indignas en lo que hasta ahora habíamos considerado nuestros valores más genuinos, resulta enormemente ejemplar y motivador constatar lo que hemos vivido en este ultimo año en algunos municipios del sur de Tenerife.

Ya nos hemos referido anteriormente al municipio de Fasnia, pero queremos centrarnos ahora en el municipio Mariano por Excelencia: Candelaria.

La relación entre la belleza de su paisaje natural y lo agreste y escarpado de su territorio hicieron que allí surgiera una raza de especial fuerza y nobleza. Nos referimos, por supuesto, a Barranco Hondo e Igueste de Candelaria.

Estos hombres y mujeres, al igual que lo hicieron sus moradores, los guanches, lograron con su firmeza y coraje arrancar a esos riscos yermos unas tierras llenas de pujanza y vida, consiguiendo así, los cultivos necesarios para su subsistencia, siempre al amparo de la Patrona de Canarias, la Virgen de Candelaria.

El candelariero ha sabido continuar, con inteligencia, las tradiciones vernáculas de nuestros ancestros en los senderos y barrancos de su geografía, logrando con fuerza e hidalguía, en aquellas laderas imposibles, sacar adelante la práctica de nuestro deporte autóctono: la lucha canaria.

Son valores que últimamente hemos constatado al asistir a los reconocimientos públicos celebrados en Igueste de Candelaria, en honor de Antonio Alonso y recientemente al homenaje, en Barranco Hondo, de Álvaro de Armas, que constituyen unos ejemplos imborrables de capacidad humana y deportiva.

Ambos territorios, los cuales hemos recorrido en muchas ocasiones para participar en algunas "agarradas" de lucha canaria o caminando, desde El Sauzal, en compañía de excelentes amigos de este municipio a través de montes y barrancos de profundas gargantas y paisajes difíciles de olvidar, para tener como fin llegar a nuestra Virgen Morenita en su fiesta del 15 de agosto y arrodillarnos ante ella para darle gracias por los dones recibidos.

Álvaro de Armas recibió el reconocimiento público en su pueblo, con su gente y arropado por la Alcaldesa candelariera y algunos miembros de la Corporación. También lo acompañaba un grupo de compañeros, figuras históricas de la lucha canaria, que asistieron al merecido homenaje.

El acto de descubrir el nombre de Álvaro de Armas en un importante centro deportivo, organizado por la alcaldesa y personal de su equipo, contó, además, con excelentes intervenciones, algunas muy emotivas, que lo convirtieron en algo muy entrañable, donde el homenajeado vivió una tarde muy especial en su vida.

Actos como este, y el más lejano, que ya comentamos de Antonio Alonso en Igueste de Candelaria, con la presencia de su entonces alcalde Gumersindo García, enriquecen nuestra sociedad y nos estimulan a continuar relatando diferentes aspectos del acto y de la relevancia de Álvaro de Armas como hombre de la lucha canaria.