Rafael Nadal guardó para el final su mejor tenis y se impuso a Albert Ramos, por 6-1 y 6-3 en 76 minutos, en el duelo español de la final del torneo de Montecarlo, para ganar este Masters 1.000 por décima vez.

En uno de los tres recintos que mejor conoce y mejor se desenvuelve en el circuito (Barcelona y Roland Garros son los siguientes), Nadal cuajó una soberbia actuación, sobre todo en el primer set. El balear se ha convertido en el primer jugador en la Era Open en ganar diez títulos en el mismo torneo.

Con un 86 por ciento de efectividad en su primer servicio en el primer set, Nadal mandó en el marcador sin que Ramos pudiera hacerle sombra. Lo único que inquietó al de Manacor en los 30 minutos de este primer parcial fueron unos granos de arena en su ojo izquierdo. Salvado este problema con unas gotas, el látigo de Manacor funcionó a discreción, repartiendo por los lados sus golpes, distribuyéndolos como en su mejor momento.

Ramos vivió siempre en la cuerda floja cada vez que servía. Solo logró confirmar su saque en el segundo juego, y lo cedió dos veces después. Nadal salvaguardó el suyo siempre y sin mácula, sin ceder un solo punto de rotura, para acabar incluso el primer parcial a los grande, con su segundo saque directo.

El catalán recompuso su juego y creyó más en sus opciones. Las batallas y remontadas que había librado antes contra el británico Andy Murray, el croata Marin Cilic y el francés Lucas Pouille le animaron y llevaron a equilibrar más el duelo.

Pero el de Mataró notó el esfuerzo. Cedió su saque en el quinto juego y aunque salvó dos puntos de partido, no pudo con el vendaval que tenía delante.