En 1939, el Canarias heredó la actividad del Olimpic BBC, uno de los primeros clubes cestistas de la Isla. Fundado, entre otros, por Juan Ríos Tejera, el club no vivió en muchas décadas el momento de esplendor que transita ahora, o en los propios años 80.

El carácter familiar de la entidad se escenificaba tras los triunfos, con los banquetes dispuestos entre los directivos, jugadores y, cómo no, aficionados, que han sido los principales valedores de la supervivencia del la entidad en épocas delicadas.

La tierra fue el pan de cada día durante muchas décadas. En la plaza de Santo Domingo, en La Alhóndiga y en la cancha de Anchieta, el Canarias jugó muchos duelos sobre dicha superficie. Hasta que llegó el cemento al Anchieta... y los cambios de cancha. Primero a la Universidad de La Laguna, que dio paso al Luther King, al Ríos Tejera y al actual Santiago Martín.

Siempre con un papel secundario en el baloncesto insular, sobre todo por el protagonismo del Náutico, el comienzo de los años 70 cambió el rumbo de "la fiebre". Lo hizo con la llegada de un nombre de leyenda aurinegra: Pepe Cabrera. Tras triunfar como nauta, el palmero cogió las riendas del banquillo lagunero. A las puertas de alcanzar la máxima categoría en varias ocasiones, en 1975 el Canarias ya pudo competir a nivel nacional. Fue en el Grupo Único de Segunda y gracias a la condición de subcampeón regional obtenida un año antes.

Después de haber disputado la Copa Korac por invitación, en el curso 77-78, la élite no se hizo esperar mucho más. Ya con Cabrera en los despachos, el recientemente fallecido Pablo Casado llevó al Canarias 80-81 a la División de Honor, con jugadores como Bethencourt, Esquivel, Ventura, Méndez o Aciego. El descenso sobrevino, pero nuevamente de la mano de Casado y con la misma base, el Canarias 82-83 volvió a ascender y fue cofundador de la ACB, al igual que el Náutico.

A pesar de padecer otro descenso dos años más tarde, José Carlos Hernández Rizo llevó al conjunto liderado por los Carmelo Cabrera, Germán González, Salva Díez, Eddie Phillips o Mike Harper a unas cotas nunca vistas, con dos sextos puestos ligueros y una nueva participación en la Korac.

El inicio de la caída al infierno comenzó en Ferrol (1991) con el descenso. La puntilla llegó en 1994, con José Carlos Rivero como máximo responsable técnico. En un Ríos Tejera abarrotado, el Salamanca se llevó las ilusiones aurinegras de retornar a la élite. Y desapareció devorado por el Tenerife-Canarias, un proyecto unificador que, a la postre, iba a resultar fallido.

Cual ave fénix, el canarismo no se resignó. Como "Cantera Base 1939 Canarias" empezó de cero... y de abajo (Segunda Autonómica). Jou Costa lo llevó a Primera en 1996 y lo metió en categoría nacional (Liga EBA) dos años más tarde. En 2002, con Pocho Jerez como preparador, se subió otro peldaño (LEB Plata). Alejandro Martínez arribó a la entidad en 2004, y en 2007 ya era de "Oro". La primavera de 2012 culminó una gesta pocas veces vista: cinco ascensos en poco más de tres lustros. En el Santiago Martín, los Richotti, Guillén, Donaldson, Rost o Heras abrieron la puerta a la ACB frente al Lleida.

El cielo que tocó ayer el CB Canarias no debe dejar a un lado todas las vicisitudes superadas por un equipo que comenzó jugando sus partidos sobre tierra, se mantuvo en el anonimato nacional durante sus primeras tres décadas de vida, bajó a las catacumbas cestistas y renació para convertirse en grande de Europa.