Todo está listo ya en Las Vegas para otra pelea más estelar entre dos púgiles mexicanos con Saúl "Canelo" Álvarez y Julio César Chávez Jr. de protagonistas en un duelo que se da dentro de la categoría de los pesos supermedianos, pero sin ningún título mundial en juego.

Lo anterior significa que se trata de una pelea montada única y exclusivamente para hacer taquilla, con dos púgiles que guiados por sus correspondientes promotores han dejado de lado el verdadero interés deportivo por aprovechar otra oportunidad más de conseguir una importante bolsa.

Aunque corran sus riesgos con el resultado final que pueda darse el próximo sábado sobre el cuadrilátero instalado en el T-Mobile Arena, de Las Vegas.

El que más tiene que perder, sin lugar a dudas, es Chávez Jr., que llega a la pelea en pleno intento de recuperar imagen y posición dentro de la elite del boxeo mundial, pero que no es el favorito en la pelea.

De ahí que sea el propio púgil el que admita con sinceridad y realismo que se encuentra ante lo que puede ser su última gran oportunidad, y de ahí que entienda la magnitud de la pelea para él.

"Es posiblemente la última gran oportunidad que tenga", declaró el excampeón mediano en cada una de las entrevista que ha ofrecido desde que llegó a Las Vegas. "Es la pelea más grande de mi carrera por el momento en que se me presenta esta oportunidad y por la repercusión que va a tener entre los aficionados".

La realidad es que a sus 31 años, el hijo del seis veces campeón mundial Julio César Chávez entiende que el futuro de su carrera depende del nivel que pueda exhibir en el duelo de boxeadores mexicanos.

Su última gran pelea se remonta nada menos que al 2012, cuando el argentino Sergio Martínez le arrebató el cetro mediano después de haberlo estado esquivando durante mucho tiempo.

A partir de ese momento sus vicisitudes posteriores no han sido las mejores con una suspensión por consumo de marihuana, un arresto por conducir en estado de ebriedad y algunos combates para los que se presentó en malas condiciones o con sobrepeso.

Cuenta con un par de victorias en las tres peleas que ha disputado desde 2015, pero sin tener rivales de calidad a los que ha enfrentado.

"Estaba más joven. La inexperiencia fue la que me hizo no hacer las cosas correctas. Ahora tengo más experiencia. He aprendido de los errores cometidos", reflexiona Chávez Jr.

Cierto, que enfrentarse a Álvarez le abre las puertas para redimirse en diversos sentidos, por su reputación, el nombre de su legendario padre, ganarle a su rival mexicano más directo y callar a sus detractores.

"Es todo en general, pero lo que me resulta más importante es demostrar que estoy apto para estar en los primeros niveles del boxeo mundial", adelantó Chávez Jr. con marca de 50-2-1, 32 nocauts.

Chávez Jr. reitera como algo aprendido que el duelo será entre dos púgiles mexicanos, que se ha preparado desde hace mucho tiempo y que ahora va a marcar el futuro de cada uno de ellos.

Sabedor que está por debajo en las apuestas, Chávez Jr. quiso dejar muy claro que nada de eso le importa y por el contrario su gran cualidad es que pelea mucho mejor cuando todo es más difícil.

Aunque no habrá un título mundial en juego con la pelea del sábado, Chávez Jr. y Álvarez afrontan el combate como una cita trascendental a nivel patriótico, pero de claro antagonismo.

El mes pasado, Álvarez (48-1-1, 34 nocáuts), de 26 años, habló de un factor personal como es el orgullo por encima de cualquier cosa.

Acerca la enemistad con el "Canelo", Chávez Jr. sostiene que la misma no tiene una "razón específica".

"Puede ser un buen punto que yo sea el hijo de Julio César Chávez, pero nadie escoge eso. Voy a demostrar que soy algo más que el hijo de Julio César Chávez", afirmación que ha repetido antes de cada una de sus peleas anteriores y al margen de lo que pueda conseguir en la pelea, su palmarés y cualidades boxísticas no tienen nada ue ver con la de su progenitor.

La pelea del sábado se pactó en un peso de 164,5 libras (supermediano), un factor que a juicio de Chávez Jr. deja vulnerable a Álvarez, que le ha tocado subir del superwelter.

Mientras que a él le ha tocado bajar de división tras disputar combates recientes como semipesado (175 libras) y al costarle alcanzar el límite de la categoría súper mediano (168).

En el caso de Álvarez, se trata del peso más alto en toda su carrera, en la que ha peleado últimamente como súperwelter (máximo de 154 libras) y mediano (160).

Chávez Jr. insiste que tiene muchos factores a su favor, pero cuando llegue la hora de la pelea el resultado solo dependerá que haga el mejor boxeo de su carrera profesional, de lo contrario su nombre saldrá de inmediato de la lista de la elite mundial.

El púgil es consciente de esa realidad, al igual que su padre, que admite que su hijo se encuentra ante una misión muy difícil, aunque no imposible.

Una expresión en boxeo que es la antesala de la admisión que el rival es superior, que tiene los elementos para conseguir la victoria, pero que solo al final del combate se conocerá al verdadero ganador.