Tariq Kirksay es uno de esos jugadores que da lo que tiene: en la cancha y en la vida. También en las entrevistas. Franco, no esconde su ambición. Es un ganador nato y ve opciones de título ACB, donde muchos apenas esperan que el Iberostar Tenerife compita y se despida con un buen regusto. Superando las vicisitudes que la mera existencia le va planteando, el norteamericano ha encontrado el equilibrio para empezar a ser un hombre importante en la escuadra.

Parece que llega al final de la temporada en su mejor momento.

El mejor momento fue cuando ganamos la Champions. Personalmente, no estaba bien. Estuve un poco perdido en mis primeros días aquí. Me costó entrar en el grupo por cosas personales. Ahora estoy bien, trabajando duro cada día en los entrenamientos. Eso nunca falla. Las cosas están saliendo mejor para mí. No era algo relacionado con la confianza en mí mismo. Siempre la he tenido al 100%. Ahora me estoy ganando la confianza de mis compañeros y del entrenador. Eso ayuda. Yo siempre doy el máximo para ayudar al equipo. Da igual si me toca jugar ocho minutos o 27. Por eso Txus (Vidorreta) me ha traído.

¿Qué fue lo que pasó? ¿Fue duro volver a coger el nivel ACB?

Lo que sucedió es que mi madre falleció hace unos meses. Estaba muy apegado a ella. En esos momentos estuve "fuera de servicio". Ahora estoy más en paz y doy todo lo que tengo. Siempre intento que los asuntos personales no entren al campo de juego. Por eso cuando estoy dentro siempre tengo una sonrisa e intento disfrutar de mi trabajo.

La baja de Tim Abromaitis ha hecho que goce de minutos en la pintura. ¿Cómo lo lleva?

Es divertido. Cuando llegué a la universidad jugué de base. Mi segundo año competí de dos. Mi tercero, de tres. Y he acabado jugando de cuatro. En Kazan me ficharon como cuatro y terminé jugando de base. Es bueno poder jugar en diferentes posiciones porque puedes disputar más minutos. Más allá de la posición, yo soy un ganador. Esa es mi adicción y mi motivación todos los días.

Los "playoffs" por el título de la ACB son otro desafío.

Es otro reto. Habrá mucha gente que no crea en ello, pero yo siempre voy a por el título. Yo sé cómo hacer que el equipo gane. Sé aportar las pequeñas cosas que le faltan. Tenemos anotadores, por lo que trato de jugar más en defensa. Creo que eso es positivo, pero también es algo malo para mí porque individualmente no llego a los números y al nivel que toca.

¿Hay que estar un poco "loco" para pensar que el Iberostar puede ganar la presente Liga ACB?

Yo soy razonable. Si estás en los "playoffs", tienes opciones. Los clásicos, Real Madrid o Barcelona, siempre van a estar ahí, pero nosotros tenemos las cosas claras y queremos llegar lo más lejos que sea posible. Yo, personalmente, quiero ganar la Liga.

¿Es tan importante el factor cancha llegados a este punto?

Sí. Tenemos el ejemplo reciente de la "Final Four". Si hubiésemos jugado fuera, creo que no nos habríamos llevado el título. En los momentos críticos, nuestra afición nos ayudó mucho a meter presión al otro equipo, a los árbitros...

Este curso se ha ganado al Real Madrid, al Barcelona (dos veces), al Baskonia, al Gran Canaria, al Unicaja se estuvo a punto... ¿Hay cosquilleo positivo en el vestuario respecto a sus opciones?

Sí, porque los nervios y la presión vienen de fuera. Dentro del equipo y en el campo estamos con confianza y tenemos la fluidez para hacer nuestro juego con alegría.

¿En qué ha podido ver que ha mejorado más el equipo?

Creo que somos un poco más inteligentes. Hemos perdido algo de alegría debido a la tensión que viene de fuera. Somos un equipo que no estamos acostumbrados a vivir esta situación. Hay gente que nos quiere poner una presión que dentro no hay. Quizás eso haya hecho que demos un paso atrás. Pero la inteligencia que hemos tenido nos ha ayudado para levantar la copa (Champions League). Ahora estamos encontrando nuevamente esa fluidez que perdimos en el último mes y medio.

El conjunto no se ha resentido con las bajas. Hay muchos que apuntan a que la estrella se encuentra en el banquillo y se llama Txus Vidorreta.

Todo el mundo juega un papel importante, pero es cierto que tiene un trabajo complicado porque es difícil ser entrenador de un equipo de 12 jugadores. Si no eres Barcelona o Madrid, normalmente tienes siete u ocho jugadores. Aquí, cada partido puede salir un jugador diferente que puede ser la estrella. Esa es la clave de este equipo. Vidorreta está haciendo un buen trabajo porque tiene jugadores con nacionalidades y personalidades diferentes. Lo ha mezclado y ahora tiene un equipo sólido en el que se llevan como hermanos. Eso se nota en los partidos.

¿Qué compañeros de equipo lo han sorprendido más a nivel personal y deportivo?

Me ha sorprendido un poquito la personalidad de Fran (Vázquez), pero no voy a decir por qué (ríe). Como jugador, estoy muy contento con Rodrigo (San Miguel). Siempre ha sido bueno, pero ha subido su nivel. Ha mejorado claramente su tiro de larga distancia. Y "Petit" (Niang). Si alguien le ayuda a mejorar, puede tener sin duda nivel NBA en dos o tres años. Pero todo lleva trabajo. En la vida no hay regalos.

¿Siente que fue afortunado por que el Iberostar le fichara?

La suerte es preparación y oportunidades. Yo he efectuado toda la preparación durante mi vida para tener esta oportunidad. Si no hubiera pasado un buen tiempo con Txus (Vidorreta) en el Estudiantes, él no me hubiera llamado para estar aquí en este momento. Le agradezco todos los días por que me haya traído.

Con 37 años, ¿se plantea cuál va a ser su futuro?

Por ahora solo miro al presente. No sé qué va a pasar.

¿Le gustaría seguir?

Estoy muy contento con los compañeros, con el club... El presidente (Félix Hernández) y el gerente (Aniano Cabrera) me han tratado muy bien, como si fuera de su familia. Cuando lo estaba pasando mal, me ayudaron. Para Txus no tengo palabras. Si existe la opción de seguir, lo haré al "mil por cien".