El entrenador interino de los Warriors de Golden State, Mike Brown, ha regresado de nuevo a Cleveland, de donde lo despidieron dos veces, pero de su boca no saldrá ningún tipo de comentario crítico contra su exequipo, en parte porque todavía le está pagando el contrato que firmó.

No fue su culpa no cumplirlo y por lo tanto los Cavaliers tendrán que pagarle todos los millones que estaban garantizados en el último contrato, del que sólo completó un año.

Una semana antes de llegar a Cleveland, Brown era el entrenador interino de los Warriors y dejo su puesto el pasado domingo para el segundo partido de las Finales de la NBA con el regreso del titular Steve Kerr, que había sido baja por problemas de salud.

Por primera vez en semanas, el cuerpo técnico de los Warriors estaba completo y Brown ocupaba su asiento de asistente.

No fue la primera vez que alguien desplaza a Brown como entrenador, aunque en las dos ocasiones anteriores fue por causa de la destitución.

Como entrenador, el asistente actual de Golden State, influyó en la formación del alero LeBron James con los Cavaliers y del escolta Kobe Bryant con Los Angeles Lakers.

Pero fue Cleveland la ciudad que lo marcó a él mismo en varios aspectos, dado que vivió la cara y cruz de la moneda al ser contratado y despedido dos veces.

A nivel personal, en Cleveland, crecieron sus dos hijos, donde se arraigó y donde decidió que seguiría residiendo incluso después de perder su empleo en 2014.

Brown tiene todavía una casa en Cleveland, y sigue en la ciudad una de sus motocicletas Harley Davidson, en la que de vez en cuando recorre las márgenes del Lago Erie para despejar la mente.

Los jugadores de los Warriors saben de la pasión de Brown y bromean al decirle que tiene una Harley Davidson en cada ciudad en la que reside.

El ala-pívot Draymond Green, que siempre es el más vocal de todos los jugadores de los Warriors, definió la afición de Brown por las motos como una "adicción".

El miércoles por la noche, cuando comience el tercer partido de una serie que los Warriors dominan por 2-0, Brown volverá a una arena donde apareció junto con James hace 10 años, en las primeras Finales de la NBA para ambos.

Los Cavs, en el 2007, no fueron rivales los suficientemente competitivos como para superar a los poderosos Spurs de San Antonio, que barrieron la serie.

Sin duda, Brown está al tanto de cómo han cambiado las cosas y actualmente es consciente que se encuentra en el lado contrario, es decir con el equipo que por lo visto en los dos primeros partidos ha lucido arrollador.

"Es el ciclo de la vida", comentó esta semana. "Como en ''El Rey León'', todo vuelve al punto de origen, supongo", pero sin que el extrenador de los Cavaliers ha dicho nada ni a favor ni en contra de la organización del equipo de Cleveland.

Brown, de 47 años, mientras que ocupó el puesto de Kerr como interino estuvo invicto con marca de 11-0 en los playoffs, algo que es un triunfo de todo el equipo técnico de los Warriors, que no importa el que esté en el banquillo, el equipo responde de la misma manera.

"Mi muchacho lo hizo bien mientras no estuve", destacó Kerr tras la victoria conseguida el domingo por 132-113.

Durante la final del año pasado, en Cleveland, Brown se reunió con Kerr, quien le planteó la posibilidad de integrarse al personal de los Warriors para reemplazar a Luke Walton, que se marchó a los Lakers de Los Ángeles.

Aquella entrevista se realizó antes de que los Cavs remontaran una desventaja de 3-1 para coronarse nuevos campeones de la NBA, y antes de que Kevin Durant llegara como refuerzo de Golden State.

Tras su segundo despido de Cleveland, Brown se había alejado de la NBA. Prefirió estar atento a los partidos de baloncesto de su hijo mayor Elijah en Nuevo México.

Además grababa además en vídeo los encuentros de fútbol americano de su otro hijo, Cameron, los viernes por la noche, en una escuela secundaria.

Pero siguió en comunicación con Gregg Popovich, el entrenador de San Antonio y su mentor, quien le aconsejó que se uniese al grupo de Kerr.

La disposición de Brown para aceptar un puesto de asistente, pese a haber ganado 563 partidos de temporada regular y 47 de playoffs como entrenador, pone de manifiesto su humildad.

En su nuevo puesto, ha dejado claro su talento. Pero no le corre prisa por marcharse de Golden State. Tampoco considera que enfrentar a Cleveland sea una oportunidad de revancha, simplemente de demostrar que está en el lugar correcto y con mejor equipo que hay actualmente en la NBA al que solo le falta proclamarse campeón.