No es fácil para un recién descendido encontrar el camino de vuelta a Primera División. El Getafe lo vivió en sus carnes en el inicio de la temporada 16/17. Tuvo que prescindir de Juan Eduardo Esnáider, entrenador que a punto estuvo de evitar la caída a Segunda pese a las dificultades, pero que no logró adaptarse a una categoría traicionera para los que acceden a ella desde arriba.

Por eso, la elección de Pepe Bordalás pareció bucear en ese sentido: un técnico perfecto para estas lides y que venía de ascender al Deportivo Alavés. La reacción fue casi inmediata, aunque se basó inicialmente en consolidar el bloque defensivo (encajó un gol en los cinco partidos siguientes como local y ganó cuatro de ellos). Convirtió a su equipo en guerrero, experto en el contacto y las segundas jugadas, para aprovechar finalmente la calidad de sus futbolistas ofensivos. Empezaron a aparecer con mayor frecuencia Pacheco, Fuster o Álvaro para que todo fluyera y acabara en Jorge Molina.

Entró en la zona de "playoff" en la jornada 16 para quedarse a vivir en ella. Tuvo algún mal momento, ya en la segunda vuelta, cuando sumó únicamente dos victorias en once jornadas (entre la 21 y la 31). Pero el tramo final despejó cualquier duda y hasta soñó con el ascenso directo (estuvo a cuatro puntos del Girona). El tercer puesto premió esa regularidad con resultados convincentes. Sin ir más lejos, no encaja un tanto en su feudo desde el 22 de abril ante el Nástic de Tarragona.

Ante el Huesca, Bordalás no pudo contar el pasado sábado con Sergio Mora. El mediocentro, con el que ya había coincidido en Alcorcón, fue una petición expresa del técnico en el mercado de invierno. Estaba jugando en el UCAM Murcia y, pese a su veteranía (37 años), ha sido fijo en sus alineaciones desplazando a Alejandro Faurlín como acompañante habitual del capitán Mehdi Lacen, uno de los pocos supervivientes de Primera División. Otro es Damián Suárez, fijo en el lateral derecho y fiel reflejo del ardor que exige el preparador de la escuadra getafense.

La zaga la completan Molinero en el flanco izquierdo y los centrales Juan Cala y Cata Díaz. Este vive su segunda etapa en el club, al que ha regresado con 37 años y la misión de devolverlo a la élite. Es el hombre de confianza del presidente Ángel Torres en el vestuario madrileño.

Más cambios ha hecho el técnico en la segunda línea de ataque. La llegada de Chuli le ha dado una opción más al ataque. En las bandas, Álvaro y Pacheco han peleado el puesto con un Portillo que ha ido ganando peso a medida que avanzaba la competición.

La gran novedad de las últimas jornadas ha sido Vicente Guaita, que empezó como titular y sufrió una lesión en la muñeca. Después de 250 días, regresó a cuatro jornadas para la conclusión de la fase regular y se ha asentado en lugar de Alberto. Este había llevado el peso de la portería getafense durante gran parte del curso.

Todo se pondrá a prueba en cuatro días. El proyecto azulón, basado en el colchón que supone la ayuda por el descenso que otorga LaLiga (amplia por llevar en Primera desde la temporada 06/07), depende de un retorno rápido. Y curiosamente, en su camino vuelve a cruzarse la Isla. Esta vez no será en el Heliodoro Rodríguez López donde se juegue el ascenso (como sucedió en la 04/05) en la tarde mágica de Sergio Pachón y sospechosa de algunos insulares, sino en el Coliseum. Pero la eliminatoria sí arrancará en Tenerife.