Pocas veces se habrá visto a dos campeones del mundo a la vez en Tenerife. Desde este viernes y hasta el domingo, la quinta edición del Clínic Martín Fiz Tenerife juntará en Los Realejos al vitoriano y a Abel Antón, rivales contemporáneos, pero a la postre amigos. El soriano, invitado a la ya tradicional cita estival, repasa diversos temas que tienen que ver con el deporte que le llevó a la cima.

¿Cómo se presenta este fin de semana en la Isla?

Creo que será intenso. Estaremos con atletas populares, dando conferencias, entrenando... Va a ser bonito porque todos vamos a disfrutar. No solo los inscritos.

¿Recuerda sus carreras realizadas en Tenerife?

Sí. Corrí en el Mitin de La Laguna varios años. Tengo un buen recuerdo de la primera vez que corrí aquí, siendo jovencito, igual con 22 años. Fue en una carrera popular que hacían en La Laguna. Eran unos siete u ocho kilómetros por el casco. He estado compitiendo en alguna media maratón en Santa Cruz, en Garachico...

Martín Fiz fue un rival muy duro en la época de apogeo de ambos.

Está claro que marcamos una época en el maratón nacional y mundial. Durante ocho años España estuvo al máximo nivel. Tuvimos una gran rivalidad y nuestros más y nuestros menos en el año 97, en ese Mundial de Atenas, donde yo quedé primero y él segundo. Esta rivalidad duró unos tres años.

Precisamente, el 10 de agosto se cumplen 20 años del hito. ¿Cómo lo recuerda?

Con una gran satisfacción. Ganar en un Campeonato del Mundo; a Martín, que era el actual campeón y mi referencia; y en el circuito natural de la maratón es algo fantástico. Entrar primero en ese estadio emblemático, el Panathinaikó, fue algo muy especial.

Después cayó el oro del Mundial de Sevilla (1999) y alguna que otra decepción.

Quizás los Juegos Olímpicos hayan sido mi cruz. No solo los de Sídney (2000), sino también los de Atlanta (1996), donde hice decimotercero en la final (10.000 metros). En Barcelona (1992) quedé octavo olímpico (5.000 metros). Mi gran decepción fue la de Sídney. Quería estar en las medallas y una lesión no me permitió estar al nivel que quería.

Con 34 años llegó al maratón. Pasados los años, ¿cree que llegó algo tarde esa decisión?

Pienso que sí. Desde el 94, cuando fui campeón de Europa de 10.000 metros, mi objetivo era ya pasar a la maratón. Pero en esos momentos había grandes maratonianos. Estaba Martín, Diego García o Alberto Juzdado. Era muy difícil conseguir un puesto en la selección. Tuve que esperar al 96. Después de competir en los Juegos Olímpicos, decidí correr la maratón de Berlín. Fue la primera y la gané. Desde ese año ningún otro atleta blanco lo ha hecho.

Hoy en día sería inexplicable que un proyecto de atleta trabaje en una fábrica de embutidos y después vaya a entrenar, como usted hizo en su época.

Todo ha cambiado. Quizás los jóvenes de hoy no saben valorar de dónde hemos venido nosotros, el esfuerzo que nos han costado las cosas, de la dedicación... Yo con 18 o 20 años tenía que trabajar ocho o 10 horas diarias, y después iba a entrenar para poder triunfar en un deporte en el que no sabías qué futuro podías tener. Pero sí que es verdad que tenía ilusión, ganas y motivación. Quería ir a unos juegos olímpicos. Al final todo ese trabajo tuvo su recompensa. Hoy en día lo tienen todo más fácil porque las cosas han cambiado muchísimo. Quizás no hay esa capacidad de esfuerzo que nosotros teníamos en aquella época.

¿Ha cambiado también la forma de prepararse?

Yo creo que el entrenamiento prácticamente es el mismo que hace 20 años. Ahora hay muchos más medios, fisioterapeutas, gimnasios... Aun con eso, lo que se necesita es dedicación. El joven lo que quiere es el éxito pronto y si no lo consigue, se va. Hay que mentalizarles en que tienen que trabajar día a día para conseguir grandes metas.

Hemos pasado unos años de crisis en el atletismo nacional. ¿Ve brotes verdes tras los Juegos?

Tenemos una Ruth Beitia que ha sido campeona olímpica, pero que tiene 38 años. No le queda mucho, pero es lo máximo que tenemos ahora. Y Orlando Ortega fue plata, pero es nacionalizado. Está bien. Es una medalla para España, pero no es realmente lo que queremos. Pretendemos que salgan chavales jóvenes, desde el inicio, y que vayan consiguiendo grandes cosas. Parece que ahora están saliendo atletas jóvenes en 800 metros o velocidad. Bruno Hortelano está ahí, pero la velocidad es tan difícil cuando llegas a un mundial o a unos juegos, con atletas de color tan buenos, que es difícil tener éxitos en esas disciplinas. Se está viendo gente que el día de mañana nos puede dar alegrías, pero hay que esperar.

Y en su disciplina, en el fondo, ¿cómo lo ve?

Tenemos buenos atletas, pero en el 5.000 y el 10.000 es muy difícil destacar por la calidad de atletas africanos que hay. En el maratón, cuando nosotros corríamos estábamos a un minuto y medio de ellos, y podíamos cazarlos. Hoy en día corren en 2:02. Hay un margen muy grande respecto a nuestros atletas, que corren en 2:09 o 2:10. En el momento que nos surja un maratoniano de 2:06 o 2:07, posiblemente pueda tener opciones en el momento en el que llegue a un campeonato con muchas dificultades como pudo ser en Atenas o Sevilla, con 40 grados de temperatura. Ahí es muy complicado correr para todos y puede ganar cualquiera.

Tras retirarse ha sido entrenador, político o empresario. ¿Ha pensado en poder optar a la presidencia de la Federación nacional?

Realmente, no lo he pensado nunca. Mi apoyo fue para Martín Fiz y Fermín Cacho cuando se presentaron hace cuatro años. Hemos vivido siempre una trayectoria deportiva en conjunto, nos llevamos muy bien y pienso que ellos podían haberle dado un aire nuevo a la Federación. Ahora lo que hay que hacer es dar confianza al nuevo presidente (Raúl Chapado). También es joven. Es un atleta que también ha coincidido con nosotros. De momento no va mal. A ver si sigue en esta proyección y dentro de cuatro años podemos valorar lo que están haciendo.

Fueron muchos años con José María Odriozola al frente. ¿Quizás demasiados?

Yo creo que sí. Le sobraron 10 años. Hay algo que en los estatutos de la Federación se tendría que cambiar para que sean ocho o 12 años como máximo en la presidencia. Renovar y cambiar es bueno. Los últimos años de Odriozola en la Federación fueron decadentes. Fueron malos para el atletismo español.

En la Isla hay mucha gente que corre, pero después no acaban de salir grandes estrellas. Todo, contando con el soporte que hay gracias al Tenerife CajaCanarias, que compite en División de Honor. ¿Se lo explica?

Quizás es porque corren como afición. El atletismo popular es lo que ha crecido mucho en todos los sitios. Pero claro, de ahí es muy difícil sacar figuras. Es gente que hace deporte de mantenimiento, que es totalmente diferente a empezar a trabajar con un niño, que vaya creciendo como deportista en una escuela de atletismo, y que el día de mañana se convierta en una estrella. Eso es mucho más difícil. Lo que hay que seguir es trabajando el atletismo base.

Trail y atletismo. ¿Cómo ve esa relación?

Son disciplinas totalmente diferentes. El atletismo es más puro. Hay marcas que alcanzar o récords que superar para ir a un Campeonato de España, de Europa o del Mundo. Es más complicado de hacer que echarte a la montaña y correr.