El técnico catalán Manolo Márquez explicó ayer que ha renunciado a su cargo como entrenador de la Unión Deportiva Las Palmas por "honestidad y dignidad", porque se sentía "desubicado", ya que no ha logrado trasmitir a los jugadores lo que pretendía.

El ya extécnico del equipo canario, al que continuará ligado en el fútbol base de la entidad, ha asegurado que es una "dimisión en toda regla", descartando que desde el club le hayan sugerido marcharse, así como que su decisión no tiene nada que ver con la derrota del domingo ante el Leganés.

Tampoco siente que haya fracasado, ni considera que su marcha sea un acto de cobardía antes de visitar el próximo domingo al FC Barcelona. El entrenador barcelonés insistió en que obedece a una decisión "personal", descartando que haya sufrido "presión, ansiedad o miedo", y ha recalcado que su relación con los jugadores es "excelente".

"No es un calentón, hemos dejado pasar más de 24 horas tras el último partido, que no es el motivo de la decisión", indicó, para a continuación agradecer al club el haberle dado la "gran oportunidad" de entrenar a un equipo "del que siempre fui y seré aficionado".

Ahora bien, Márquez ha reconocido que su nombramiento "se hizo un poco corriendo, no hay que negar la evidencia", pero no se arrepiente de haber aceptado el reto: "De ochenta veces que me lo hubiesen propuesto, ochenta hubiera aceptado, pero con el transcurso de los días, uno se siente que está desubicado, fuera de lugar, no me veo, no acababa de llenarme, porque cuando asumes un cargo así, esperas que las sensaciones sean diferentes", ha argumentado.

Sin embargo, sigue pensando que está "capacitado" para entrenar "en cualquier categoría", y que el equipo isleño se hubiera mantenido en Primera con él porque tiene "una muy buena plantilla", pero a los clubes se llega "en determinadas circunstancias".

Además, cree que hubiera sido "de mal profesional" esperar a que le fueran mal los resultados para que le "echaran". Márquez también ha asegurado que no se ha sentido solo en estas últimas semanas, y que se lleva "un gran bagaje de experiencias" en su efímera etapa como máximo responsable técnico del club "que deseaba entrenar" toda su vida.

A partir de ahora seguirá ligado a la entidad en tareas de fútbol formativo, donde "más a gusto" se siente, tras conseguir el ascenso a Segunda división B del filial Las Palmas Atlético la pasada temporada, en una campaña que ha calificado como "un cuento de hadas". Paquito Ortiz y Juan Carlos Valerón, sus ayudantes, van a continuar "y deben hacerlo" porque son "dos emblemas del club".