Rafael Nadal reconoció ayer que terminar el año como número uno del mundo es "un logro muy importante", pero que no era el objetivo de su temporada, ya que "era imposible ni pensarlo" hace solo un año. "No era un objetivo, era imposible pensar en esto después de un periodo de tiempo con tantas lesiones", dijo Nadal tras derrotar en la segunda ronda del Masters 1.000 de París Bercy al surcoreano Hyeon Chung por 7-5 y 6-3. Para el balear, "es muy diferente acabar el año como número uno que alcanzarlo durante la temporada" y por eso dio todo el valor a este logro "muy importante", que cobra más relevancia porque "hace diez años que lo hice por primera vez". A sus 31 años, Nadal se convertirá así en el jugador de mayor edad en acabar el año al frente de la ATP, logro que consigue por cuarta vez, tras haber hecho lo mismo en 2008, 2010 y 2013. Preguntado sobre si debe sus éxitos a su "mentalidad ganadora", replicó que "se trata de la pasión por lo que haces, de despertarte cada mañana con la motivación apropiada para salir a la pista y mejorar, más que de mentalidad ganadora, porque al fin y al cabo todo el mundo quiere ganar. He ganado casi todo el tiempo en mi carrera, pero también he tenido periodos de lesiones donde no ganaba, y cuando eso sucedía, por supuesto que dudaba de mí. Todo el mundo dice que es importante creer en ti, pero para mí se trata de creer en tu trabajo", reflexionó. El tenista español se enfrentará ahora al uruguayo Pablo Cuevas en los octavos de final de este torneo, un contrincante al que definió como "un duro oponente siempre".