Nico Richotti, capitán del Iberostar Tenerife, pasa revista a la actualidad de su equipo, marcada por el cambio de entrenador. El internacional argentino manifiesta que es una situación incómoda, aunque confía en que Aniano Cabrera -director deportivo aurinegro- haya acertado en la contratación de Fotis Katsikaris, y que el griego les vuelva a señalar el camino para volver a ganar en la Liga Endesa.

¿Cómo valora la salida de Nenad Markovic?

Para todos nosotros el cambio de entrenador no es un plato de buen gusto porque es una situación que al principio de temporada nunca quieres que suceda. Pero bueno, confiamos en Aniano -Cabrera- y en el trabajo que ha estado haciendo todos estos años. Seguro que habrá hecho lo mejor para el equipo.

Llega Fotis Katsikaris. ¿Qué cree que puede aportar al equipo?

Hemos jugado bastantes partidos contra él. Es un entrenador estricto al que le gusta que el equipo juegue ordenado. Seguro que nos ayudará a encontrar la senda del triunfo de nuevo.

La defensa suele ser una de sus señas de identidad.

Es un entrenador que hace hincapié en eso, en que su equipo defienda duro. Es algo que nosotros hacemos bien y que tenemos metido en la cabeza. Seguiremos trabajando para ser la mejor defensa de la Liga.

¿Su llegada puede ser un impulso para seguir luchando por la Copa del Rey?

Está claro que para estar en la Copa primero que nada tenemos que ganar al Betis. Esa es la manera de empezar a buscar ese objetivo.

¿Cómo se presenta ese choque?

Creo que va a ser duro. Es un equipo que viene muy necesitado. Está en nuestra mano no darles opción alguna y mostrar desde el primer minuto que queremos retomar la senda de la victoria. Debemos salir con mucha actitud.

Los verdiblancos no han sumado ningún triunfo. Hay quien pueda pensar que es el mejor analgésico. Eso sí, también han cambiado al entrenador y a algunos jugadores.

Será un partido difícil de jugar porque no sabes lo que te vas a encontrar. Tenemos que salir a la cancha como si el Betis fuese el Real Madrid.

¿Cómo están los ánimos del vestuario aurinegro?

El equipo quiere reencontrase con la victoria y sabe que tiene mucho trabajo por delante. Somos positivos y estamos con ganas de revertir la situación. Hemos tenido un par de semanas bastante duras con viajes, y eso puede habernos afectado.

¿Qué tal les ha venido este parón de las ventanas FIBA?

Ha venido en un momento raro. Nos hubiese venido bien estar todos juntos y trabajar. También es una buena manera de desconectar un poco y de no hacer una bola muy grande de esas derrotas. Competimos en todos esos partidos y tuvimos lapsus donde desconectamos y nos castigaron. Ahí tenemos que hacer hincapié. No sabemos reponernos de las desconcentraciones. Espero que todos lleguemos con las pilas cargadas.

¿Es algo mental?

Sobre todo es mental. Si se ven los partidos repetidos, cada canasta que nos mete el rival en un momento clave, en el tercer o cuarto cuarto, parece que nos duele muchísimo o que la canasta valiese el doble de la realidad.

En cualquier caso, ¿cree que el equipo está jugando mal por momentos?

Creo que sí. Cuando el otro equipo nos anota, nos empezamos a desesperar y ahí es cuando se ven nuestras carencias y cuando el ataque nuestro deja de ser fluido. Por momentos tenemos muy buen baloncesto, pero no somos capaces de ser constantes.

¿Quizás falta la movilidad de la temporada pasada?

Lo que hemos perdido es amenaza de tiro de tres puntos, que sí teníamos el año pasado. Eso hace que las defensas se nos cierren un poco más y nos dejen circular un poco menos el balón.

¿Esto pasa por el tipo de jugadores que tiene el equipo?

El año pasado teníamos jugadores con un alto porcentaje de acierto y eso atraía mucho más las defensas. Este año, por los cambios que hubo en la plantilla, quizás no tenemos ese tirador nato.

¿Entiende que la gente mire para atrás y compare este equipo con el del curso anterior?

Lo entiendo porque es algo inevitable, pero no hay que caer en demasiadas comparaciones. Está bien echar la vista atrás, ver lo que se hizo y ser exigentes con nosotros mismos. Sabemos que esta temporada es nueva y se tienen que empezar a forjar los resultados desde la unión del equipo.

¿Nota presión del entorno?

Sinceramente, no. La gente en Tenerife siempre es muy respetuosa con nosotros. Saben que nos esforzamos. A veces, con acierto; y otras, sin él. El equipo siempre trata de dar lo mejor.

¿Los compañeros nuevos se han terminado de adaptar a la Isla, a lo que significan unos viajes tan largos?

Venían mentalizados, pero no supieron lo que era hasta que no lo vivieron. Este mes fue el más duro por encadenar cuatro partidos fuera. Creo que los jugadores están muy cómodos en Tenerife. Es una Isla que abre las puertas y quiere a todo el que viene. Se están acomodando. Es un privilegio para todos los jugadores vivir aquí.

Mike Tobey y Mateusz Ponitka están produciendo bastante. No así Rosco Allen y Adin Vrabac. Les está costando.

Es verdad que Rosco está falto de confianza. En las oportunidades que ha tenido no ha brillado como el año pasado en el Obradoiro. No tiene que caer en la frustración. Todos confiamos en él y sabemos lo que puede dar. Adin no ha tenido mucho tiempo para demostrar dentro de la cancha. Sabe que tiene que trabajar duro todos los días. Eso lo tiene claro.

¿Estamos viendo al Nico Richotti que a usted le gustaría?

Sí, bueno, poco a poco. Yo soy un jugador que se exige siempre mucho. Me estoy sintiendo más cómodo y confiado, ya con las lesiones olvidadas. Solo falta que el equipo vuelva a ganar para estar más feliz.

¿Incluso en el lanzamiento?

La verdad es que sí. Eso me ayuda mucho porque añado una amenaza más a mi juego y me permite sacar ventaja en otras situaciones.