Rusia está en manos de Vladímir Putin. Todo el país espera que el jefe del Kremlin tome una decisión sobre el posible boicot a los Juegos Olímpicos de PyeongChang después de que el COI excluyera a Rusia por dopaje de Estado.

"No hay que dejarse llevar por las emociones", dijo hoy Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.

Putin, que ha negado hasta la saciedad la existencia de un programa estatal de encubrimiento de positivos en los Juegos de Sochi (2014), siempre se ha opuesto al boicot y a romper amarras con el COI.

No obstante, la prohibición de la bandera y el himno rusos en PyeongChang ha sentado muy mal en Rusia, que lo considera una "humillación" y una sanción "sin precedentes" en la historia de las Olimpiadas.

Los diputados rusos se apresuraron anoche a pedir el boicot, ya que consideran "inadmisible" que una "gran potencia deportiva" compita con bandera neutral, y la Cancillería denunció hoy una "ofensiva a gran escala" para "expulsar" a Rusia del deporte mundial.

Entre los que apoyan el boicot destaca la legendaria gimnasta Svetlana Jórkina, doble campeona olímpica y actual diputada oficialista, que incluso propuso organizar una competición paralela a los Juegos.

El popular jugador de hockey, Alexandr Ovechkin, que juega en EEUU, expresó sus dudas sobre acudir a Corea del Sur sin la bandera rusa, pero su compañero, Iliá Kovalchuk, lo tiene claro.

"Hay que ir obligatoriamente a los Juegos. Renunciar es rendirse. Todos los deportistas limpios deben ir. El patriotismo está en el corazón. No hace falta gritar o llevar la bandera en el corazón. Si competimos bien, con seguridad podremos cantar el himno", señaló.

Para Putin sería fácil optar por el boicot con el argumento populista de que Occidente intenta castigar a Rusia por su independencia, más aún cuando en breve arrancará la campaña de las elecciones presidenciales.

Pero las consecuencias para el deporte ruso serían desastrosas, empezando por una sanción de ocho años que dejaría a Rusia fuera de los próximos dos ciclos olímpicos y la convertiría en un paria.

"Si ahora empezamos a boicotear podemos acabar matando el deporte en nuestro país. Por eso, ni un funcionario deportivo ha hecho ningún llamamiento al boicot", dijo Yolanda Chen, campeona mundial de pentatlón.

En el mismo sentido, el famoso comentarista Dmitri Guberniev advirtió que "si ahora no vamos a la Olimpiada, entonces nos podemos quedar sin los Juegos de Tokio" (2020).

La prensa local también despotrica hoy contra el COI, pero considera que "el destino de los deportistas y mantener un lugar en la familia olímpica es más importante" que cualquier otra cosa.

El diario "Sport-Express" recuerda que Rusia ya no está obligada a admitir las conclusiones del informe McLaren ni a introducir enmiendas en su legislación ni a destituir a funcionarios como el vilipendiado Vitali Mutkó, actual viceprimer ministro.

Además, destaca que "si el COI cumple con su palabra, dentro de tres meses la pesadilla del dopaje puede terminarse".

Que la sanción pudo ser mucho más severa lo denunció hoy el periodista alemán Hajo Sepelt, uno de los que desató hace dos años el escándalo del dopaje en Rusia.

"¿Ha cerrado el COI un trato sucio con Moscú para evitar el boicot por parte de Rusia? Incluso en la ceremonia de clausura se podrá ver ya la bandera rusa. Como si nada hubiera pasado", dijo.

Por ello, la triple campeona olímpica en patinaje artístico, Irina Rodniná, consideró que lo lógico es participar en los Juegos, ya que "cada medalla será como una victoria para todo el país".

Leyendas de los Juegos Olímpicos de verano como la pertiguista Yelena Isinbáyeva y la saltadora de triple y longitud Tatiana Lébedeva también se oponen rotundamente al boicot.

Isinbáyeva aconsejó a los deportistas "no hacer tonterías del tipo boicot o algo parecido", ya que, "no merece la pena", agregó que si a ella le hubieran propuesto en Río bajo bandera neutral y con el nombre "Deportistas Olímpicos de Rusia", lo habría aceptado.

"Si renunciamos repetiremos el error de (Los Ángeles) 84. Si nuestro Estado decide boicotear, cometeríamos un grave error", señaló Lébedeva.

El tenista Yevgueni Káfelnikov, antiguo número uno del mundo, fue aún más allá al desafiar la hipotética decisión del Kremlin a favor del boicot.

"Si yo fuera deportista en activo, iría a los Juegos. Incluso si el presidente Vladímir Putin dijera que todos los deportistas olímpicos deben renunciar, de todas formas iría. Yo no escucharía al presidente. Una Olimpiada vale más que un presidente", afirmó.

Por si sirve de algo, la campeona olímpica de patinaje por parejas, Tatiana Navka, esposa del portavoz del Kremlin, llamó a "no juzgar a aquellos deportistas que decidan competir bajo bandera neutral".

"Tomemos por ejemplo a Zhenia Medvédeva (doble campeona del mundo de patinaje), que con su trabajo demostró que es la mejor del mundo. Privar a esa niña de aquello por lo que ella vive sería una puñalada en la espalda", apuntó.