El gran cambio del Tenerife empezó en la cabeza de sus futbolistas. Porque es ahí, en la actitud, donde se da el primer paso para ser competitivo y ganar los partidos. No se trata de los once actores elegidos, sino de cómo saltó al campo. El equipo ofreció ayer un recital en su funcionamiento defensivo. Dio un paso adelante, ayudado por la naturaleza de Aitor Sanz y Bryan Acosta, se juntó para presionar y ajustó con buenas ayudas para asfixiar al rival. Tuvo el punto de agresividad necesario para ganar duelos individuales en todas las partes del campo y recuperó con frecuencia en campo rival, evitando transiciones de un Reus empequeñecido en el Heliodoro.

Con el balón sumó talento. Juan Carlos, casi aislado en otros partidos, se encontró a menudo con Víctor Casadesús. De ellos partió casi todo el fútbol de ataque, sumándose con acierto Tyronne o Aitor y beneficiándose para alcanzar las nueve dianas en su cuenta el italiano Samuele Longo. Es el de ayer un buen punto de partida para crecer. Este es el camino. Pero no olvidemos que queda mucho. El siguiente reto: ser igual de competitivo fuera de casa. Hay terreno por recorrer.

@juanjo_ramos