El Iberostar Tenerife fue claramente mejor que el Herbalife Gran Canaria en el primer derbi oficial de la temporada, un duelo que se podía resumir en los primeros veinte minutos con un equipo muy metido en el choque y otro, el visitante, que nunca encontró su sitio en la cancha y cuando empezó a despertar la diferencia ya era de 30 puntos.

El de ayer, o al menos la primera parte, fue el clásico partido que todo entrenador quiere ver: intensos en defensa y acertados en ataque y así es imposible perder.

Pues algo así fue lo que sucedió ayer en el pabellón insular Santiago Martín. El Iberostar tenía claro lo que se jugaba y, con la ausencia de Ponitka, hasta ayer primera referencia ofensiva del equipo, los demás tenían que dar un paso hacia adelante. Y lo dieron los dos hombres que más irregulares habían estado hasta el momento. Davin White empezó con dos triples casi consecutivos (10-7), pero con el acierto de Javi Beirán el Iberostar Tenerife empezó con el despegue en el marcador.

Tres triples de White y tres de Beirán y con un excelente trabajo colectivo en defensa y el conjunto tinerfeño se fue hasta los diez puntos de diferencia (24-14) a dos minutos para concluir el primer cuarto ante un rival desconcertado y sin poder hacer nada ante un adversario "enchufado".

Beirán siguió a lo suyo al inicio del segundo cuarto con un nuevo triple (4 de 4) y el Iberostar empezaba a hacer daño.

Y fue tan clara la confianza de Beirán que, tras coger un rebote y doblar el balón para el contragolpe, pidió de nuevo la pelota para buscar el tiro, que anotó.

¿Y con las rotaciones se podría mantener el nivel de juego? Pues sí. Se fue Beirán al banco y entró Vasileiadis y Richotti por White. También Vázquez por Tobey y Bassas por San Miguel. El nivel defensivo no cambió. Se ajustó bien sobre los hombres importantes del Herbalife, con especial atención sobre los pívots -Balvin y Pasecniks-, así como con Eriksson. En ataque el Iberostar Tenerife mantuvo su línea, aunque ahora buscaban más el juego interior.

Vasileiadis tomó el relevo de Beirán en aciertos, pero ahora se jugó más en el interior, donde Vázquez tuvo su protagonismo.

Ya en el minuto 15 la diferencia empezaba a ser escandalosa (39-24) y un minuto después 44-24, tras un triple de Vasileiadis.

Luis Casimiro estaba loco por que llegara el descanso. No podía parar a su rival. Ni con cambios, ni con tiempos muertos ni con nada. Lo intentó buscando las dudas de los árbitros, pero ni con esas: 55-30 y al vestuario, con un 71 por ciento en triples de los tinerfeños (12 de 17) y un 33 de los grancanarios (2 de 6).

El resultado del descanso era la comidilla en los pasillos. Es que era mucha la diferencia hasta ese momento y con dos cuartos del Iberostar Tenerife para enmarcar. Pero todos hablaban con prudencia, quizás se acordaban de ese partido reciente de Euroliga donde el Barcelona, en algo más de diez minutos, rebajó una diferencia de 25 puntos al Baskonia y logró ponerse por delante, aunque al final perdiera.

Tras el tiempo de descanso, el Iberostar Tenerife sabía que no podía bajar aún los brazos y tenía que seguir. La Liga está muy igualada y los puntos a favor son claves. Pues las diferencias fueron aumentado y el equipo de Fotis Katsikaris llegó a situarse a ¡32 puntos! de diferencia (68-36, min.27) tras triple de Abromaitis.

Fue el momento en el que el Herbalife Gran Canaria empezó a sacar su orgullo, en especial Eriksson, quien tomó el liderazgo ofensivo de su equipo para empezar a rebajar las diferencias. A ello hay que unirle que el equipo local no estuvo tan acertado y, en muchas ocasiones se precipitó en el tiro.

Un parcial de 3-10 en el inicio del último cuarto puso el marcador en 76-55, pero los tinerfeños supieron mantener bien las distancias, defender con la intensidad necesaria y dejar pasar los minutos.

Con 92-71, el Iberostar Tenerife se quedaba contento y así termina un año en el que ha hecho historia, ya no solo por los títulos y éxitos conseguidos, sino también por lograr la mayor diferencia histórica en un derbi canario.