La selección española de balonmano certificó su clasificación para la segunda ronda del Europeo de Croacia, tras imponerse este lunes por 25-27 a Hungría en un durísimo encuentro, en el que los españoles se impusieron gracias a su mayor oficio.

Una veteranía que quedó especialmente reflejada en el manejo de las exclusiones, ya que mientras los españoles lograron abrir brecha en el marcador mediada la segunda mitad con un jugador sobre las pista, los húngaros no supieron nunca manejarse en inferioridad numérica.

Circunstancia que no desaprovechó el conjunto español para conservar los dos goles de ventaja (21-23) con los que entró en los últimos diez minutos de encuentro y que permitieron a los de Jordi Ribera alzarse con un triunfo que vale una clasificación.

Un extraordinario resultado que no puede ocultar los enormes problemas que tuvo la selección española, que vio como el pivote Gedeón Guardiola tuvo que abandonar la pista lesionado en tobillo, a a causa de sus dificultades para dotar de velocidad a su juego ofensivo.

"Todo lo que podamos correr mejor". Unas palabras del lateral Eduardo Gurbindo que se quedaron simplemente en eso en palabras, en una mera intención, pues a la selección española le costó, al menos de inicio, dotar de la más mínima fluidez a su juego ofensivo.

Una ventaja que no supo aprovechar el equipo húngaro que perdió la oportunidad de distanciarse en el tanteador, lastrado por las numerosas imprecisiones, que sólo logró atajar con los cañonazos del lateral Iman Jamali.

Insuficiente argumento para que los magiares se hicieran dueños de un encuentro, que viró a favor del equipo español en el momento en el que los de Jordi Ribera pudieron darle un poco de velocidad a su ataque.

Un circunstancia en la que influyó decisivamente la salida a la pista del pivote Adriá Figueras, un jugador más móvil que Julen Aginagalde, y que con sus constantes desplazamientos sobre la línea de seis metros logró dar por fin salida a los movimientos ofensivos del equipo español.

Tres goles casi consecutivos de Figueras permitieron a España abrir mediada la primera mitad una pequeña brecha de dos tantos (5-7) en el tanteador, que hacía albergar la esperanza de un escapada del equipo español.

Pero bastó que los "Hispanos" rebajaran mínimamente su velocidad para que Hungría, ahora sustentada en los lanzamientos de Zsolt Balogh, para que los magiares equilibraran nuevamente (7-7) el tanteador.

Una dinámica que se repetiría hasta la conclusión del primer tiempo, en el que se sucedieron las escapas y las remontadas de españoles y húngaros en el marcador, en función de la fluidez y continuidad que los hispanos lograron dar a su juego ofensivo.

Así se pasó de los tres goles de ventaja (7-10) que el equipo español llegó a tener a falta de ocho minutos para la conclusión del primer período al empate 12-12 que figuraba a un minuto para la finalización.

Una igualada que España, que vio como Gedeón Guardiola tuvo que abandonar la pista lesionado en un tobillo a los 26 minutos, logró romper (12-13) con una espectacular doble colgada entre Balaguer y Alex Dujshebaev, que hacía confiar en la mejora del equipo español e la segunda mitad.

Mejoría que llegó con el cambio a una defensa 5-1, que no sólo logró que los laterales magiares no pudieran conectar en carrera con sus laterales, donde son prácticamente imparables, sino que además sirvió para multiplicar las pérdidas de balón del conjunto magiar-

Pero los de Jordi Ribera, lastrados por los errores en el lanzamiento, no supieron aprovechar esta situación para romper el encuentro, lo que les condenó a un nuevo suplicio (17-17) ante unos magiares dispuestos a aferrarse como sea al partido de la mano del pivote Bence Banhidi.

Sufrimiento que, curiosamente, comenzó a mitigarse con el conjunto español con un jugador menos sobre la pista por la exclusión de Joan Cañellas, gracias a un parcial de 0-2, que permitió a los "Hispanos" distanciarse nuevamente (20-22) en el tanteador.

Una ventaja que España supo ya conservar hasta el final, gracias al perfecto manejo de las superioridades numéricas, como la que permitió a Ferrán Solé remachar a falta de escasos segundos el definitivo 25-25, que sitúa a los "Hispanos" en la segunda ronda y con dos puntos ya en su haber ocurra lo que ocurra el miércoles ante Dinamarca.

- Ficha técnica:

25 - Hungría: Mikler; Lekai (4, 3p), Ancsin (-), Ligetvari (-), Schuch (-), Jamali (2) y Juhasz (1) -equipo inicial- Borbely (ps), Csaszar (1p), Balogh (5), Vilovski (1), Hornyak (-), Banhidi (6), Szollosi (1), Bartok (2) y Bodo (2)

27 - España: Corrales; Balaguer (1), Gurbindo (3), Raúl Entrerríos (-), Cañellas (-), Valero Rivera (4, 2p) y Aginagalde (-) -equipo inicial- Pérez de Vargas (1), Solé (2), Alex Dujshebaev (4), Sarmiento (3), Dani Dujshebaev (-), Morros (-), Ariño (4), Gedeón Guardiola (-) y Figueras (5)

Marcador cada cinco minutos: 1-1, 4-4, 5-7, 7-7, 9-11 y 12-13 (Descanso) 13-15, 17-17, 20-20, 21-23, 23-24 y 25-27 (Final)

Árbitros: Din y Dinu (ROU). Excluyeron por dos minutos a Jamali, Ancsin, Lekai, Bodo y Ligetvari por Hungría; y a Raúl Entrerríos y Cañellas por España.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la segunda jornada del grupo D del Europeo de Croacia 2018 disputado en el Varazdin Arena ante unos 4.500 espectadores.