El Iberostar Tenerife será uno de los ocho equipos que se disputarán en Gran Canaria -entre el 15 y el 18 de febrero- la Copa del Rey. Está entre los ocho mejores de la Liga al término de la primera vuelta, aunque tuvo que ratificarlo ayer ante el Movistar Estudiantes, al que le ganó por 77-59.

Sin duda es todo un éxito para un equipo que tuvo una primera vuelta irregular y que, con la llegada de Fotis Katsikaris, logró enderezar el rumbo del grupo y conseguir este pase hacia la Copa del Rey, no sin antes superar escollos muy complicados como vencer a Barcelona, Unicaja, Herbalife Gran Canaria y Baskonia, conjuntos que estarán también en este torneo del KO.

El de ayer era un partido complicado porque el rival estaba jugando bien. El entrenador del equipo tinerfeño insistió durante toda la semana en la defensa y fue ahí donde se empezó a ganar el partido. Y es que los dos equipos salieron dispuestos a defender al máximo su canasta. Mucho desgaste atrás y poca efectividad delante. Solo Mateusz Ponitka y Davin White lograron encontrar el camino hacia canasta y mantener a su equipo en el partido (14-10). Una contractura en la espalda de Bassas, a los nueve minutos de partido, fue un problema para los locales, pero entre San Miguel y White cubrieron bien su ausencia.

No cambió mucho la dinámica en el segundo cuarto. Los dos equipos estaban centrados en intentar que el rival no anotara, y en ataque se mostraron algo espesos, pero el Iberostar Tenerife se aprovechó de algunos errores visitantes para empezar a enseñar sus intenciones.

Fue en este segundo cuarto cuando el equipo local encontró la canasta con mayor acierto y pudo tomar unas ligeras diferencias en el marcador. Vasileiadis intentó romper el partido a bases de triples. Tras fallar los dos primeros, encestó un tercero que hizo que su equipo se fuera hasta los nueve puntos (28-19, 16'').

Luego fue "Petit" quien le dio un nuevo empujón moral al equipo logrando tres tapones consecutivos, uno de ellos a un lanzamiento de Cvetkovic desde la línea de tres puntos, con lo que los locales lograron irse hasta los diez puntos al descanso (36-26).

El Movistar Estudiantes, en esta primera mitad, no encontró su lugar en ataque. Su jugador franquicia -Landesberg- no terminaba de arrancar y solo el base Cook y el escolta Cvetkovic inquietaban algo a la defensa del Iberostar Tenerife.

Fue poco tiempo en el vestuario en el descanso, pero el Iberostar Tenerife salió con las cosas muy claras. Era cuestión de jugar con más soltura en ataque y, por supuesto, mantener la intensidad defensiva.

En el inicio del segundo cuarto fue así, pero una lesión de White en el dedo de una mano encendió de nuevo las alarmas.

Pero en este equipo nadie se esconde. Turno para San Miguel y Vasileiadis, quienes encontraron hueco para anotar. 43-28 y 49-30, los mejores momentos para el Iberostar Tenerife, que empezó a romper el partido ante las dudas de un rival que no encontró la fórmula para pararlo.

Sí hubo una pequeña reacción tras un tiempo muerto de Maldonado (55-42), con una buena aportación de Vicedo y Caner-Medley; una situación que le sirvió al Iberostar Tenerife para no bajar los brazos.

Al último cuarto se entró con un 59-44, una ventaja importante, pero con Landesberg en el banco todo el tercer cuarto. Esta fue la apuesta definitiva de Maldonado en el tramo final del choque, pero el norteamericano no tuvo ayer su día. En realidad, Ponitka logró que no lo tuviera.

El partido ya fue tomando tintes claros para los aurinegros. Con las rotaciones, el Iberostar no bajaba el ritmo. Además, el internacional polaco empezó a liderar a su equipo también en tareas ofensivas con canastas de mucha importancia.

Al final, triunfo y día de felicidad para todos: clasificación para la Copa del Rey, el salto a las diez victorias del equipo a falta de toda la segunda vuelta y la paternidad, también ayer, del base del equipo, Rodrigo San Miguel. La nota negativa, las lesiones de Ferrán Bassas y Davin White.